Un partido en las cloacas del Oeste, una Conferencia venida a menos esta temporada en la NBA, tuvo la resolución más increíble en lo que va del curso, un final de película que mandó a los titulares un partido que apuntaba a anónimo: los Pelicans ganaron a los Thunder en Oklahoma City (110-113) y hubo relevo en la cola: los primeros son penúltimos (9-21), los segundos ya están últimos (8-19, once derrotas en trece partidos).

Sin Zion Williamson y sin noticias (no buenas, al menos) sobre su teórico jugador franquicia, los Pelicans se llevaron la alegría del año después de un mal inicio y gracias a un final en el que hubo dos héroes. Primero Brandon Ingram, que anotó los 10 puntos de su equipo entre el 102-100 y el 107-110. Y después, claro, Devonte’ Graham, que resolvió con el triple ganador más lejano del último cuarto de siglo: casi desde su propia línea de tres, a unos 19 metros (61 pies) del aro rival.

Tampoco habíamos visto en los últimos 25 años dos triples a un mínimo de diez metros en los últimos cinco segundos. Primero Shai Gilgeous-Alexander anotó uno circense, desequilibrado y a la desesperada, para empatar (110-110) desde esos 10 metros, y después llegó el milagro, cuando la prórroga parecía una certeza, de Graham (buzzer-beater).

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Así se resolvió un partido en el que Ingram acabó con 34 puntos, 8 rebotes y 4 asistencias, Graham en 15+4+8 y Jonas Valanciunas con 19 puntos y 16 rebotes. Una roca, como casi siempre. En los Thunder, sin Lu Dort, 35 puntos y 25 tiros de Gilgeous-Alexander (10/25) y buenos minutos del rookie Josh Giddey (17+9+7) y del infravalorado Kenrich Williams (17+6+3). En los visitantes, 13 minutos para Willy Hernangómez: 7 puntos y 3 rebotes. (D)