Jefferson Pérez vive momentos mágicos. A sus 47 años, y tras un cuarto de siglo de haber sido protagonista de una gesta memorable al darle a Ecuador, en Atlanta 1996, la primera medalla de oro olímpico de su historia, el legendario marchista dice sentir “una felicidad desbordante” por las preseas ganadas por Richard Carapaz, Neisi Dajomes (ambas de oro) y Tamara Salazar (plata) en Tokio 2020. El azuayo, sin embargo, cambia de tono cuando opina sobre la falta de apoyo del Estado en la preparación de los deportistas tricolores. Por esta razón, Jeff hace un nuevo llamado de atención al Gobierno nacional y al Poder Legislativo para que se interesen en dos propuestas de ley a favor del deportista de alto rendimiento que elaboró él y un equipo de académicos. El dueño de una medalla de plata en los Juegos de Pekín 2008 y de cuatro títulos mundiales de marcha (uno de ellos en la división juvenil) aboga por romper la tesis de que el deportista solo debe hablar de medallas y no de políticas de Estado que lo favorezcan.

Usted dijo que no quería seguir “huérfano” como medallista olímpico. Tokio 2020 le ha dejado tres nuevos “hermanos”. ¿Cómo se siente?

Es espectacular. Lo máximo. Lindo. Maravilloso. Vivo un momento increíble de mi vida. Yo creí que haber ganado oro en Atlanta y luego plata en Pekín era el momento más hermoso de mi vida, pero me estoy dando cuenta de que ahora es el momento más hermoso de mi vida. He visto a deportistas de Ecuador que están en lo más alto del podio olímpico.

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¿Qué representan para usted las preseas de Carapaz, Dajomes, Salazar y los diplomas de Alfredo Campo (BMX), Angie Palacios (halterofilia), Lucía Yépez y Luisa Valverde (lucha)?

He tenido el privilegio de estar de ambos lados. No solo pude ganar preseas olímpicas, sino que he vivido una emoción tan linda, maravillosa, de ver a alguien de mi país obtener una medalla, sea de oro o plata. Algunas personas creen que uno en esta vida debe tener un hijo, escribir un libro y sembrar un árbol, pero cuando se está en nivel olímpico lo más maravilloso es el regalo de ver a alguien ser campeón olímpico. Es una frustración no poder tener otro mecanismo que pueda expresar toda la felicidad (que siento). Es desbordante y complicado poder explicarlo desde mi perspectiva; de hecho, es algo que le escribí a Richard (Carapaz). Le dije: “Necesito hablar contigo porque no sé si estoy loco o envejeciendo; no lo sé. Pero me ha impactado tanto esta emoción que quiero me digas cómo te estás sintiendo, porque tú también estás en los dos lados de la medalla”. ¡Y ahora Neisi y Tamara!

Neisi dijo que su oro olímpico en halterofilia es “un sueño cumplido”. ¿Fue así de fuerte su sensación en Atlanta 1996?

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En la vida hay metas, y por supuesto, en una actividad tan linda como el deporte no existe otro evento más arriba de los JJ. OO. Lógicamente ella tendrá muchos más sueños, me imagino. Su formación académica, de pareja, familia, no sé. En la vida hay una secuencia de etapas por descubrir, pero lógicamente hay que estar conscientes de que a nivel deportivo no existe un evento más grande que JJ. OO. Y si ella dice: “Yo ya hice esto”, lo más lógico es entenderla y agradecerle.

¿Es la mejor participación olímpica de Ecuador porque llevó a la delegación más numerosa de su historia (47) o por la cantidad de medallas y diplomas que ha conseguido?

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En Sídney 2000 Ecuador tuvo diez deportistas; en Atenas 2004, 16. Es decir, hubo un incremento del 60 %. Si tomamos la muestra de Río 2016, hubo 37; y en Tokio 2020 quedó en 47. Es decir, 38 % de crecimiento. O sea, es matemática elemental, es una ecuación lineal.

Carapaz, Angie Palacios, Juan Caicedo, Marina Pérez, Diana Durango, Tomás Peribonio se quejaron de fallas de la dirigencia tras sus competencias. Neisi y Marina lo hicieron seis meses antes de los Juegos 2020. ¿Por qué ocurre esto?

Es un tema extremadamente delicado y deberíamos sentarnos a analizarlo en un gran debate. Invitaría a los deportistas para que, sin temores y con protección, puedan expresar todas sus inconformidades. Pero no son quejas. Ellos están informando a la ciudadanía las circunstancias que pasaron. No son deportistas quejumbrosos, son deportistas que están informando sobre una realidad. La primera medalla la conseguimos el siglo pasado, en 1996; entonces, no es problema de un año, de meses o semanas, es un problema de un ciclo olímpico. Es un problema que ya tiene décadas, y mientras el Estado, el Gobierno, como administrador del mismo, siga poniendo parches a esta problemática no vamos a llegar a ningún lado. Pensar que hacer parches del Alto Rendimiento va a resolver la problemática estructural de la nación, en temas de ámbitos como el social y el deportivo, es muy complicado.

¿Lo vive usted en carne propia como gloria del deporte?

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Yo soy parte de Glodec (Glorias del Deporte Ecuatoriano). Muchos de los que somos parte de la corporación coincidimos en los inconvenientes fisiológicos que tenemos: problemas de la rodilla, la columna, la presión, del corazón, las arterias. Dimos nuestra vida por 25 años y no tenemos la oportunidad de ir al Seguro Social (IESS) y decir que tenemos una molestia en la columna, porque nos responden que no tenemos seguridad social; eso se llama incorporación del deportista a un ámbito social. Con todo el respeto del mundo lo digo: el adulto mayor no es que va a ir a una cancha de fútbol. Entregar un cheque al deportista que se queja es un parche temporal.

¿Hasta dónde podrían llegar los deportistas de Ecuador con mayor apoyo?

Yo me preguntaría a cuántos deportistas podríamos financiarles su preparación con el sueldo de un asambleísta. Probablemente suene muy grosero. Esta declaración la hago porque Richard Carapaz, que se sube a su bicicleta, va a 6o o 70 kilómetros; o Neisi, que levanta más de 100 kilogramos; ellos están acá (en lo más alto, señala). Pero la estructura deportiva del país va a una velocidad de 20 km. Yo le puedo pedir a Richard que baje la velocidad a 20 km para no tener problemas ni conflictos. Pero ¿qué tiene que pasar? Carapaz nos jaló de la oreja diciéndonos que aceleremos, que necesita que vayamos a 60 km. Entonces, yo creo que las declaraciones de nuestros deportistas son apegadas a la realidad, y nosotros como ciudadanía, autoridades, periodistas, empresa privada o dirigentes debemos tener la inteligencia de saber interpretar el mensaje y proponer.

¿Tiene propuestas de cambio?

Dos proyectos superclaros: uno para el Ejecutivo y otro al Legislativo. El primero va dirigido al Legislativo; hay que crear la ley de incorporación laboral para los deportistas de alto rendimiento, tanto en el sector público como el sector privado. Lo otro es (un proyecto dirigido) a la Senescyt (Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación) y al Ministerio de Educación, (para llevar a cabo) el programa especial para deportistas de alto rendimiento, el cual se implementó en la Universidad del Azuay en la década de 1990. En la Universidad San Francisco de Quito se lo está aplicando actualmente.

Para impulsar estas propuestas es pertinente convocar a la academia, a los deportistas y representantes del sector público y privado. Pero ¿cuándo?

Son dos proyectos para ayer (para ejecutar de inmediato). Si quieren hacerlo en este momento, hay que trabajar. Creo, además, que es importante hacer un llamado a la academia, porque necesitamos deportistas formados integralmente. Necesitamos que la empresa privada respalde a muchos deportes, no solo a uno. Se necesita que Gobierno nacional y los locales colaboren.

¿El que usted hace es un llamado de carácter urgente?

Se debe hacer ya. Hay cosas, como digo, que toman un poco más de tiempo porque son generacionales. Carapaz gana una medalla de oro luego de 25 años. Los cambios estructurales no es que los vamos a ver en un año, es (un proceso) generacional. La presencia de la prensa es fundamental y creo que necesitamos romper ciertos prejuicios, tipo “tápate los ojos, haz silencio y solo habla de la medalla”. Recuerdo que algún ministro me mandó a callar, o un expresidente (de la República) me condenó y dijo que yo solo debía hablar de la marcha y no otros temas (políticas). Tenemos que darles a los deportistas instrumentos para que sean los representantes que necesitamos, para que tengan una perspectiva del mundo. (D)