Las redes sociales permiten visualizar el lado triste de los certámenes de belleza como Miss Universo que por décadas permaneció más oculto, el de la frustración y decepción de las candidatas por no clasificar al anhelado top en representación de un país.

Un live (en vivo) de la representante de Costa Rica, Lisbeth Valverde, en el que aparece llorando y expresando su tristeza luego que no fue llamada al top de 20 semifinalistas, se viralizó un día después de la gala final del Miss Universo 2023, que se realizó el sábado 18 de noviembre último en El Salvador.

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“Me da mucha tristeza, obvio, era muy difícil por Centroamérica. Hay muchas cosas que pasan detrás, que algún día hablaré... Estoy contenta porque lo entregué todo, lo di todo, hice todo lo que estuvo en mis manos... Es doloroso, me duele, es demasiado cansado y sacrificado... Voy a salir de nuevo con una sonrisa a felicitar a las compañeras, que muchas de ellas sí se merecen estar allí”, dijo.

¿Qué siente la candidata de un país al no ser llamada al top de un concurso como Miss Universo?

La guayaquileña Carolina Aguirre fue la representante de Ecuador en la edición del Miss Universo 2012, en la que fue considerada como una de las favoritas.

Cuenta que se siente “horrible” salir al escenario en grupo sabiendo que se está fuera de competencia. “Es espantoso porque tienes un año viéndote al espejo, hablándote, diciéndote yo puedo, haciendo ejercicios de visualización, imaginándote con la corona, pensando en la alegría que sería porque encima estamos en un país que ama a las reinas. Y de repente no te llaman, es como que se te mueve el piso, se te mueren todas las ilusiones en ese momento y quieres tirarte al piso a llorar”, afirma a EL UNIVERSO.

El impacto es fuerte tras una ardua preparación: “Tienes que ser fuerte, aguantar, dije no les voy a dar el gusto, en la noche en el cuarto del hotel cuando ya se había acabado todo, allí sí lloré como una bebé, pero en ese momento que nombran a la última finalista y no estás tú, se siente espantoso. La esperanza no se pierde hasta el último segundo, tratas de ser optimista, pero de repente no funcionó todo lo que hiciste, la ley de la atracción, nada, entonces sí es una decepción supergrande”, agrega.

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Estas reacciones se observan en los videos de las candidatas que se exponen en redes sociales. Unas lloran, se consuelan unas a otras, incluso, hay casos de chicas que tras conocer que no fueron top se retiraron del escenario, negándose a reaparecer en las siguientes salidas en grupo durante la elección final.

Carolina Aguirre en su paso por Miss Universo 2012 cuando el evento se realizó en Las Vegas, en Estados Unidos.

Miss Universo 2023 tiene 72 años de historia. En más de siete décadas Ecuador participó en 69 de esas ediciones y solo fue llamado al top por tres ocasiones. En 1981 con Lucía Vinueza en Nueva York, en 2004 con María Susana Rivadeneira, cuando se hizo en Quito, y 2013 en la que Constanza Báez llegó al tercer lugar (segunda finalista) en Rusia, el mayor sitial que hasta ahora consiguió una representante ecuatoriana en este certamen de belleza.

Miss Ecuador 2013, Constanza Báez, de 22 años, lució un vestido de la diseñadora Elvia Alvarado en la gala final del certamen Miss Universo de ese año.

Cada representante genera expectativa, unas más que otras. La esmeraldeña Nayelhy González resaltó en la edición de 2022 por su historia de vida, ella siempre mencionó en el certamen internacional su origen humilde, cuenta. “Desde que fui candidata quería mostrar mi autenticidad”.

González también está como Aguirre en el grupo de sesenta y tres representantes ecuatorianas que no alcanzaron el top en la edición final del Miss Universo (el país ha participado con una delegada cada año a excepción de 1952, 1953, 1954, 1967, 1973 y 1974).

Nayelhy reconoce que hay decepción, frustración y lágrimas tras percatarse de que no se entra al top. “Hay muchos sentimientos encontrados, siempre se tiene el anhelo de que Ecuador sea llamado, pero al ver que no, llega la tristeza”.

También embarga el sentimiento positivo de aportar más de lo que se tiene y el agradecimiento a Dios. “Di todo de mí y hasta más en los pocos recursos que pude tener, las cosas pasan por algo en la vida y queda en la candidata la satisfacción del deber cumplido”.

La representante de Ecuador en la preliminar del concurso Miss Universo 2022, que se hizo en New Orleans, en Estados Unidos.

El peso de banda sí influye, recalca González, refiriéndose a países que han trazado un camino en los certámenes de belleza por el nivel de preparación de sus candidatas, como Venezuela.

De ahí que la presencia de varias naciones en el top es recurrente, como Venezuela, Colombia, Estados Unidos, Puerto Rico, Filipinas, Tailandia, Sudáfrica y Australia.

En esta edición se dio algo que casi nunca ocurre, ganó Sheynnis Palacios de Nicaragua, un país centroamericano que no había obtenido una corona de Miss Universo. La última vez que pasó fue hace doce años en Miss Universo 2011 cuando triunfó Leila Lopes de Angola, en Brasil.

Miss Nicaragua, Sheynnis Palacios, es Miss Universo 2023, la primera vez que el país gana el certamen

Ansiedad, depresión y un oda al sufrimiento, dice psicóloga

La psicóloga y profesora de la Universidad San Francisco de Quito, Ana María Viteri, indica que la ansiedad es otro de los sentimientos que afloran en situaciones como la de un certamen de belleza. “También algo que se conoce como desamparo aprendido, que seguramente es lo que tienen las que ya renuncian (y no quieren aparecer más en el grupo de las no escogidas en el top), que es eso de sentir que hagan lo que hagan no va a funcionar, como que no son dueñas de lo que hacen”.

Además, la depresión aparece sobre todo en las que llegan seguras de que ganarán, dice Viteri. “Hay que entender que esto no es como el deporte en el que hay puntos objetivos. En estos certámenes se usa la victimización, mover las vulnerabilidades de las personas, a la larga se muestra que si no tienes una vida complicada, no mereces ganar porque no has sufrido lo suficiente”.

Es una tendencia que se observa también en los influencers y la consecuencia es que la gente no empieza a vivir de manera positiva. “Muchos de ellos cuentan en redes sociales su historia triste porque eso es lo que mueve. Hay como una ola de no tener metas específicas y se refugian en la vida de los demás, así la gente se siente más identificada”, indica Viteri.

Hay un movimiento hacia el sufrimiento y tristeza, afirma la especialista, incluso buscar el suicidio, porque estar bien está mal.

En el caso del grupo de finalistas, siempre hay algunas que mencionan durante la transmisión que en algún momento de sus vidas intentaron suicidarse y que lo superaron. “Lo muestran como algo normal, común. Si es verdad que es más frecuente que antes a raíz de la pandemia, pero eso no quiere decir que esté bien. Si lograron superarse y no se suicidaron es algo positivo, pero el querer suicidarse ya muestra el tipo de sociedad en la que vivimos, eso se muestra como algo extraordinario”, señala Viteri.

El empresario y expresidente de Estados Unidos Donald Trump fue dueño del certamen y estuvo detrás de las ediciones realizadas entre 1996 y 2014, periodo en el que primó el glamur y belleza de las finalistas y ganadoras.

Luego la empresa IMG se adueñó del concurso hasta 2022 cuando la empresaria tailandesa Anne Jakkapong Jakrajutatip lo adquirió. En este último periodo y hasta la actualidad se toma más en cuenta la oratoria, la historia de vida y proyectos sociales de las candidatas. Se busca una belleza más integral, han indicado los organizadores.

¿Miss Universo 2023 estaría en riesgo? Por qué la dueña del certamen, Anne Jakkaphong Jakrajutatip, se declara en bancarrota cuando ostenta un imperio empresarial de 210 millones de dólares

Carolina concursó en la era Trump. Reconoce que cuando ella estuvo primaban además los intereses políticos de los países, ya que el dueño era un empresario político. “Ahora buscan la historia más dramática, es un reality, quien no ha sufrido lo suficiente no tiene el derecho de clasificar al top, eso ya es el criterio de los que están al mando”.

Los certámenes de belleza, dice Viteri, se centran en estereotipos. “Si no eres bella, no puedes estar allí, entonces ya allí hay una marginación. Y las que pierden, a pesar de que tuvieron la belleza para entrar, no fueron suficientes para ganar, entonces es muy superficial, por eso ahora cuentan historias. Sigue siendo al final un show que se centra más en lo que tienes por fuera”. (I)