El papa Francisco agradeció ayer a los grupos de apoyo que rescatan y cuidan a los migrantes y denunció la “hipocresía estéril” de quienes se hicieron de la vista gorda ante el sufrimiento de los pobres del mundo que buscan seguridad y una vida digna.

Francisco ofició una misa para los migrantes y sus defensores en la Basílica de San Pedro, llamando la atención sobre su situación difícil, mientras Europa, EE.UU. y otros países les cierran cada vez más sus puertas, puertos y fronteras.

La misa íntima conmemoró el quinto aniversario de la visita del papa a Lampedusa, la isla siciliana que durante años fue el principal destino de las personas que se embarcaban en la peligrosa travesía por el Mediterráneo desde Libia hacia Europa.

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Durante el viaje, el primero de Francisco fuera de Roma luego de su nombramiento en 2013, el nuevo papa denunció la “globalización de la indiferencia” mostrada por el mundo ante los migrantes que huían de la guerra, la pobreza y los desastres naturales provocados por el cambio climático.

Desde entonces y sobre todo en meses recientes, los gobiernos de Italia, Estados Unidos, Hungría y otras partes han adoptado políticas antiinmigrantes severas que van en contra del constante llamado papal a los gobiernos a abrir sus corazones y puertas a los necesitados. (I)