El Buda de Swat, esculpido en un acantilado en el siglo VII, quedó desfigurado por dinamita en 2007, pero al contrario de las estatuas gigantes de Bamiyan, en Afganistán, fue restaurado y se convirtió en un símbolo de tolerancia en este valle pakistaní traumatizado por años bajo el yugo de los talibanes.

La divinidad, sentada en posición de loto en la parte baja de un acantilado de granito en el norte de Pakistán, estuvo a punto de ser destruida completamente por unos insurgentes islamistas.

Jahanabad es el núcleo de la herencia budista del magnífico valle de Swat, en las estribaciones del Himalaya, con cientos de lugares arqueológicos y nuevos hallazgos cada año.

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En septiembre de 2007, unos talibanes pakistaníes escalaron la efigie de 6 metros de alto para colocar explosivos. Estallaron algunos, desfigurando la parte alta del rostro.

Este episodio marcó el comienzo de la ocupación del valle por los talibanes, que concluyó en 2009 con una intervención del ejército paquistaní. Años que se saldaron con miles de muertos y más de 1,5 millones de desplazados.

Los talibanes también intentaron asesinar en 2012 a la premio Nobel de la Paz Malala Yusafzai, oriunda de Swat y actualmente refugiada en Reino Unido con su familia.

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Al igual que sus homólogos afganos, los insurgentes talibanes pakistaníes son extremistas que aterrorizan a la población en nombre de una visión rigorista del islam que prohíbe las representaciones artísticas y se opone a cualquier pasado no islámico.

Para Parvesh Shaheen, de 79 años, especialista de budismo en Swat la estatua es “un símbolo de paz, de amor”. “No odiamos a nadie, ni a ninguna religión”.

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Swat no estuvo siempre poblado por musulmanes mayoritariamente conservadores ni se veía en el valle a tantas mujeres con burka (velo islámico que las cubre de la cabeza a los pies).

Durante siglos fue un lugar de peregrinación para budistas, sobre todo del Himalaya, que la consideran una “tierra santa”.

A partir del comienzo del siglo XX las visitas decayeron por la imposibilidad de cruzar muchas fronteras y con la creación de Pakistán, en 1947, la situación se complicó todavía más.

Actualmente la población de Swat es sobre todo musulmana y las minorías (esencialmente cristianos e hindúes) sufren discriminaciones y violencia. (I)

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