Un grupo de mujeres revisa con detalle los catálogos. Están sentadas en las bancas del local Fashion Ker's, en Sucre entre Chimborazo y Boyacá, sector aledaño a la Bahía de Guayaquil. Allá llegan cada día decenas de mujeres para conocer los últimos modelos, hablar con las directoras de ventas y solicitar sus pedidos.

Catalina Bernabé, madre de familia, está en ese grupo. Trabaja en la venta al catálogo desde hace cuatro años. Eligió este oficio para poder cuidar y educar a sus hijos. Dedica unas tres horas diarias a este negocio y suele vender los artículos a sus vecinas y amigas. “Hago todo esto mientras mis niños están en la escuela y antes de que salgan de clases ya estoy en la casa”, dice Catalina, quien ve en esta actividad una manera de mejorar su economía.

Lea también: Tres de cada diez adultos emprenden en Ecuador

Publicidad

Sentada detrás de Bernabé, Miriam Rocío Falcones espera a que le entreguen sus productos. Ella es madre soltera y ve en el oficio una oportunidad para obtener ingresos y poder encargarse de sus hijos. Dice que no es fácil, pues se necesita constancia en la venta para ver resultados. “Si todos los meses muestras revistas, puedes ver resultados”, dice Miriam, quien puede ganar entre $ 8 y $ 9 por cada prenda de $ 30.

Como ellas, decenas de guayaquileñas están inmersas en el negocio de ventas de catálogo de productos. Hay quienes venden, además de ropa, productos de belleza. La Asociación Ecuatoriana de Venta al Catálogo (AEVD) agrupa a 23 empresas, entre ellas Yanbal, Babalú o Avon. Esta asociación abarca el 70% del mercado de venta directa y según Álex Córdoba, miembro de AEVD, el sector da oportunidad de trabajo a nivel nacional a 800.000 personas, de las cuales un 95% son mujeres. Otra asociación que agrupa a las empresas de venta directa es Procosméticos.

No son solo mujeres las que laboran en la venta al catálogo. “Buscamos gente emprendedora, los hombres comenzaron a incursionar por sus esposas que ganaban dinero con esta metodología y se unieron a ellas para formar redes de mercadeo”, explica Nelly Rovira, gerenta comercial de la firma Babalú.

Publicidad

Lea también: Estudiante ecuatoriana Pamela Hidalgo fabrica tejas con caucho reciclado

El funcionamiento es sencillo. Los que quieren comenzar con su propio negocio se inscriben con su cédula, les entregan el catálogo de la temporada gratuitamente y ya pueden acceder a los descuentos de la compañía, explica Catalina Moreno, gerenta de Fashion Ker’s.

Publicidad

Las ganancias pueden variar dependiendo de cada negocio. La estructura empresarial se conforma por redes de mercadeo en las que “las empresarias ganan entre un 30% y 35% de cada producto. El líder comienza a hacer contactos y a captar gente y puede ganar entre un 10% y un 13%, dependiendo del volumen de ventas que tenga al inscribir señoras que son las empresarias. Y, por último, los directores tienen varios líderes y pueden ganar entre el 5% y el 7%”, dice Nelly.

En el sector del catálogo, además de ropa, también se opera con calzado. Colindante a Fashion Ker’s, las empresarias comprueban ropa en el almacén de Nivi Písame. Julia Moreno ojea las blusas expuestas a la entrada de la tienda. En sus cuatro años como autónoma afirma que los ingresos dependen de ella misma. “Todo es el tiempo que le pongas”.

En el mismo establecimiento, esperando su pedido se encuentra María Gonzabay. Al contrario que Julia, ella se dedica a la venta por catálogo porque no encuentra un oficio más estable. Además, trabaja con varias firmas a la vez, al igual que muchas, ya que no recibe los beneficios suficientes.

Otro de los métodos que emplean las mujeres para sustentar sus hogares, es la venta de productos de belleza. Al norte de la ciudad, en la estación Río Daule de la Metrovía, Silvia Vilela repasa en su quiosco las últimas ofertas del mes en los catálogos de Yanbal. Ella es consultora de la compañía. Su hija, Isabel Maldonado, es directora de una de las redes de mercadeo de Yanbal. La estructura comercial es la misma que para la venta de ropa.

Publicidad

Silvia recibe a las empresarias y vende los productos de la firma con descuentos que “van desde el 25% hasta el 40%, dependiendo del volumen de compra”. Ella siempre fue ama de casa, pero se interesó por este negocio hace 19 años. “Este trabajo una lo adquiere porque desde cualquier lugar vende, no descuido la casa y además gano dinero, dice Silvia. (I)