Centenares de feligreses locales y centroamericanos con flores comenzaron a concentrarse ayer en San Salvador para celebrar la canonización de monseñor Óscar Arnulfo Romero, que tendrá lugar hoy en Roma. El desfile de peregrinos, muchos de ellos con retratos o camisetas con la estampa de Romero, comenzó frente a la tumba del religioso ubicada en la cripta de la céntrica catedral de San Salvador y en el hospital La Divina Providencia, en el sector norte de la ciudad.

“Llegamos aquí para honrar la memoria de monseñor Romero, él llevó su fe al límite de dar su vida por lo que consideraba justo”, dice Francisco Navarro, un hondureño de 51 años, que junto a 30 de sus paisanos llegó hasta la capilla La Divina Providencia, donde el 24 de marzo de 1980 Romero fue abatido por un francotirador contratado por la ultraderecha.

Desde el departamento guatemalteco de Petén, una comunidad de indígenas católicos vistiendo coloridos trajes se presentó también en la capilla donde se arrodillaron frente al altar donde cayó sin vida el venerado pastor.

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“Es un momento muy impactante para la Iglesia, hoy recibimos la canonización con alegría porque corona la defensa de los pobres”, declaró América Caal, de 50 años, quien pertenece a la congregación de Las Hermanas de Asunción.

El presidente Salvador Sánchez Cerén, quien se encuentra en Roma para los actos de canonización dijo por medio de un comunicado en la prensa que “se une al júbilo” de los salvadoreños por el “acontecimiento histórico que nos llena de esperanza y felicidad”.

Para la noche de ayer estaban previstas vigilias en todas las iglesias del país para que, en horas de la madrugada, los fieles puedan seguir en pantallas gigantes la ceremonia de canonización. (I)