Los fieles besan con devoción las paredes de mármol mientras admiran un pavo real decorado con piedras multicolores en el interior del templo yazidí más grande del mundo, inaugurado recientemente en Armenia.

Miles de representantes de esta comunidad religiosa, víctimas en Irak de los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) en 2014, han encontrado refugio en esta ex república soviética, un enorme enclave entre las montañas del Cáucaso.

Sobre todo presente en Irak, Siria y Turquía, esta minoría kurdohablante cuenta con unos 35000 fieles en Armenia, donde pueden practicar su religión en libertad.

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Los yazidíes esperan que este nuevo templo se convierta en el símbolo de la fuerza de una comunidad que aspira a preservar su fe única, un monoteísmo no prosélito con más de 4 000 años de antigüedad.

Sus fieles rezan en dirección al sol y veneran, además de a Dios, a siete ángeles, de los cuales el principal es Melek Taus, “el ángel-pavo real”. Esta religión integró progresivamente elementos del judaísmo, el cristianismo y el islam.

“A lo largo de los siglos, nuestros ancestros han sufrido muchas desgracias y pogromos. Este templo ayudará a nuestro pueblo a preservar y proteger nuestra conciencia nacional y nuestra religión”, explica Tosun Avdalian, de 62 años, proveniente de Rusia.

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“Después de haber visto tantas atrocidades, tenemos ahora un nuevo santuario y nos sentimos fuertes y unidos”, añade otro fiel, Aram Usubov.

Los fieles se descalzan antes de entrar al templo y besan las paredes cercanas a la entrada. En el interior, el símbolo sagrado del pavo real los acoge. Frente al altar, rezan y anudan trozos de tela que representan sus votos.

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En el exterior, en un tenderete se venden recuerdos con la imagen del pájaro sagrado.

La fe yazidí es considerada “satánica” por el EI, que lanzó una campaña de persecución contra sus fieles en Irak.

Antes del 2014, eran unos 550000 en Irak, o sea, un tercio de los yazidíes de todo el mundo, pero desde entonces 100 000 tomaron el camino del exilio y otros 360 000 se encuentran hacinados en campos de desplazados internos, sobre todo en el Kurdistán iraquí.

El nuevo templo en Armenia abrió sus puertas a 35 km de la capital, Ereván, en la aldea de Aknalich, hogar de unos 150 yazidíes. Su construcción fue en parte financiada por un rico empresario yazidí residente en Rusia, Mirza Sloian.

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Con sus paredes de mármol blanco de Persia y granito pulido, la estructura de 25 metros de altura incluye una vasta sala para la oración, una escuela religiosa y un museo.

Las siete cúpulas con su símbolo solar representan a los siete ángeles de la creación, que hacen referencia al zoroastrismo, una antigua religión persa. (I)

 

Detalles

Yazidíes

Tradiciones

Los fieles yazidíes se mantienen a sus costumbres tradicionales, pues no aprueban el matrimonio fuera de la comunidad ni por medio de su sistema de castas. “No tenemos ningún Estado y, como una minoría vulnerable, corremos el riesgo de asimilación inminente si dejamos de proteger nuestras tradiciones”, expresó Hasan Hasanyan, jeque espiritual de los yazadíes.

Templo

Hasanyan comentó durante su construcción que esperaba que “se convierta en un centro espiritual importante para los peregrinos yazidíes de todo el mundo”.