Hace once años, Luis Sánchez aprendió cómo hacer fuego con pólvora, alambre y dos ramas para cocinar sus alimentos. También a equilibrarse mientras cruza puentes colgantes, atar nudos, a protegerse en caso de un terremoto o inundación, entre otros tips para su supervivencia.

Lo aprendió durante la instrucción militar o también llamada premilitar, que hasta el 2012 se dio en los colegios para los estudiantes de los últimos dos años de bachillerato, como una de las opciones del programa de participación estudiantil.

Ese año, 2012, el entonces presidente Rafael Correa dispuso la derogatoria del Decreto Ejecutivo 219, de febrero de 1969, que reglamentaba este curso para los planteles educativos. Ahora, el actual régimen de Guillermo Lasso prevé retomar este programa el próximo año, según el anuncio realizado por el ministro de Defensa, Luis Hernández, para que los jóvenes tengan una alternativa si no consiguen trabajo o cupo para estudiar en la universidad.

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Esta decisión es vista como ‘positiva’ por educadores, rectores de planteles y exalumnos de este programa, como Rubén Mejía, quien afirma que en esas jornadas -en el Fuerte Huancavilca- le inculcaron “disciplina, fortaleza y perseverancia”, valores que asegura que aplica cotidianamente en su vida, en su trabajo y en el Cuerpo de Bomberos, en donde se desempeña como jefe de la Cuarta Brigada.

Defensa prepara la premilitar para jóvenes; Guillermo Lasso dispuso revivir el programa el pasado 18 de octubre

Patricia Ayala, rectora del Liceo Panamericano, sostiene que este tipo de aprendizaje ayudaría a orientar el buen uso del tiempo libre: “Si uno reorienta a los chicos en programas que fortalecen los valores, como el programa de la premilitar, les ayudaría mucho a disciplinarse, a fortalecer el civismo, la responsabilidad, la autonomía”.

En el 2010, Luis Lamilla, estudiante del colegio Ecuador Amazónico, hizo la premilitar. Foto: archivo

Agrega que uno de los errores del sistema escolar, que se ha acentuado durante el tiempo de esta pandemia, es que “no educamos en competencias para la vida, educamos desde la parte cognitiva, del conocimiento, pero nos despreocupamos de los oficios, de las habilidades”.

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Guillermo Vásquez, supervisor de la Academia Altamar, cree que es un acierto que haya nuevamente la opción de hacer la premilitar. “A mi juicio, la columna vertebral de la educación y el ser humano está en la disciplina. Y uno de los principios elementales del accionar militar es cabalmente esta acción disciplinaria”, refiere el educador, que dentro del pénsum académico y normas internas del plantel se cultivan -asegura- los valores militares, como el respeto, puntualidad, orden, el cumplimiento de obligaciones, solidaridad.

A mi juicio, la columna vertebral de la educación y el ser humano está en la disciplina. Y uno de los principios elementales del accionar militar es cabalmente esta acción disciplinaria

Guillermo Vásquez, supervisor de la Academia Altamar.

Christian Armendáriz, rector del colegio particular Presidente Carlos Julio Arosemena Tola, y Martha Córdova, rectora del colegio Semillita de Guayaquil y presidenta de la Federación de Establecimientos Particulares Laicos del Guayas (Fedepal), también piensan que será beneficioso para los adolescentes que se reanude este programa si se mantiene la alternativa de ser voluntario -como eran antes del 2012- para aquellos que deseen enfocarse en carreras militares, como las Fuerzas Armadas, o afines, como agentes de tránsito.

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Instrucción militar en la Infantería de la FAE, en 2011. Foto: Archivo

Córdova sostiene que hay que esperar que el Ministerio de Defensa elabore los lineamientos para conocer cómo se daría esta instrucción. “Vamos a ver si ese procedimiento a seguir es diferente (al anterior) o qué opciones están pensando en dar a los estudiantes”, dice la educadora y apunta que es necesario incentivar en los jóvenes los valores cívicos, “crear esa conciencia nacional del cuidado y amor de la patria, de la defensa del territorio nacional”.

Los educadores exhortan al Ministerio de Defensa que este tema sea desarrollado junto a las autoridades de la cartera de Educación para que haya organización y socialización con la comunidad estudiantil.

1.280 estudiantes de colegios concluyen su instrucción militar

Actualmente, los estudiantes de primero y segundo de bachillerato deben cumplir con 200 horas de participación ciudadana (100 cada año lectivo), en áreas de ambiente, salud, emprendimiento, arte, entre otras. Generalmente, este programa se realizaba los sábados, pero por la pandemia se han remplazado por proyectos colaborativos, explica Armendáriz.

El exalumno Rubén Mejía, que hizo su premilitar cuando estudiaba en el colegio Luis R. Uquillas, agrega que sería importante retomar esta formación, porque “ahora se habla de una generación de cristal, que son intocables y, por eso, la mayoría de la juventud hace lo que quiere”. Aunque, precisó, depende también de los valores inculcados dentro del hogar.

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Ayala, del Liceo Panamericano, coincide en que en esta época los padres son muy permisivos, pasan ocupados y descuidan dónde están sus hijos y con quién. “Debemos estar más pendientes para que hagan buen uso de la libertad” y así, indica, evitar riesgos que se derivan de la extrema ociosidad, como las drogas. (I)