Emily Velásquez Jiménez revisa las notificaciones de pedidos que le llegan a su teléfono móvil y después, a bordo de su moto roja acoplada con una mochila, se desplazaba a lo largo de la avenida Víctor Emilio Estrada de Urdesa hasta llegar a una farmacia situada en la avenida principal de Miraflores, en el norte de la urbe.

Al mediodía del domingo pasado, ella debió retirar varios medicamentos de ese negocio y posteriormente llevarlos a otra zona cercana del norte donde lo esperaba el cliente que hizo la solicitud.

Emily, quien es licenciada en Informática y oriunda de Margarita (Venezuela), es una joven que 36 años que desde hace año y medio se dedica a realizar entregas a domicilio, una actividad laboral que generalmente desarrollan los hombres.

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En este Día de la Mujer, que se recuerda cada 8 de marzo, ella destacó que en su actividad trata de mantener la cordialidad, amabilidad y paciencia en la interacción con los usuarios a los que debe llegar los pedidos. “Siempre con una sonrisa”, dijo.

Al arribo a Ecuador, hace tres años, el esposo de Emily empezó con esta actividad de delivery y ella lo acompañaba como asistente. Luego de un año, debido a la dificultad para encontrar un trabajo y la necesidad de ingresos, ella optó por también incursionar en este oficio.

“Yo lo acompañaba en ciertos días, aprendí a ver como era la cuestión. Siempre se sorprenden de que uno es mujer y está en este oficio, se extrañan porque somos pocas las mujeres que trabajamos en esto”, relató.

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Emily suele trabajar en este oficio de cuatro a cinco días, entre lunes a viernes, y los fines de semana para cumplir jornadas de seis a siete horas.

Ante los pedidos, suele dirigirse al negocio recoger los artículos (comida u otros) y llevarlos al domicilio o sitio del cliente.

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Regularmente, dependiendo del día, realiza entre 15 a 20 solicitudes en diversos sectores, como San Eduardo, Alborada, Florida, Sauces, Urdesa, entre otros.

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“Somos una familia que llegamos sin nada”, relató Emily, quien por ahora en tres años no ha podido revalidar sus títulos para poder encontrar una oportunidad en la rama de su especialidad de informática.

En los trayectos a los hogares u oficinas de clientes, de igual manera, procura llevar los encargos en buen estado ya que en algunos casos se pueden presentar accidentes en el traslado, toparse con mal estado de vías o la presencia de calzada mojada.

“Trato de pedir disculpas en caso de que algo se riegue”, relató ella, quien además resaltó que se topa con clientes amables que en su arribo al sitio de despacho le ayudan a cargar los artículos o abrirle la puerta de algún acceso.

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Mujeres que con sus conocimientos mejoran la educación

Asimismo, ella apuntó que toma recaudos cuando le requieren pedidos a sitios riesgosos, puesto que en una ocasión sufrió un robo luego de haber hecho una entrega en una zona cercana al estero Salado.

Debido a esa experiencia, cuando la aplicación le pide recorridos en zonas desconocidas, ahora le consulta a su esposo sobre las ubicaciones para que le advierta de rutas, riesgos y en su defecto, evitar desplazarse a ese sitio.

Con este oficio de delivery, ella reiteró que consigue ingresos en su hogar que comparte con su esposo. Con el dinero también ayuda a sus familiares que habitan en Venezuela sobre todo para su madre que tiene una enfermedad que demanda un complejo tratamiento.

En este tiempo ella ha aprovechado, además, para adquirir nuevos implementos de hogar en su tierra natal.

Por ahora, ella dijo que analiza la situación para determinar si continuar en este oficio, con el que ha podido adquirir su propia moto, o buscar un retorno a su país.

En su natal Margarita, Emily se dedicaba a dar clases de informática en una universidad pública de su país, además anteriormente estuvo como atención al cliente de una cadena reconocida de comida rápida y también como tutora en una escuela de conducción. (I)