Una mujer cargaba en las piernas varias fundas de mercadería mientras su acompañante, un hombre, manejaba un scooter eléctrico, tipo moto, a lo largo de calle Colón, en dirección de la av. Malecón hacia la calle Boyacá.

En la tarde del viernes 2 anterior, antes de llegar a Rumichaca, el ciudadano aprovechó el tamaño de su vehículo para maniobrar y meterse entre los espacios que dejaban los dos carriles formados por taxis, buses y automóviles y así avanzar delante del paso cebra, y arrancar apenas se dé el cambio de luz roja a verde en la calle Rumichaca.

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En cuestión de segundos, ambos que no portaban cascos ni luces en su scooter avanzaron en medio del congestionamiento para seguir su camino y desaparecer en una de las intersecciones de más adelante.

Como ese ejemplo se multiplican los escenarios en el centro porteño, barrios e incluso urbanizaciones de Guayaquil. Los scooter se están tomando las calles de Guayaquil sin control. Sus dueños circulan sin cascos ni placas.

Las situaciones de manejo irregular sin ningún control se dan en diversos horarios, tanto en el día como en la noche de Guayaquil, incluso ante la presencia de agentes de tránsito en intersecciones donde coordinan el paso vehicular. Estos escenarios se replican a diario y van en aumento en medio de vías de alto tránsito de vehículos livianos, motocicletas convencionales y transporte público.

Regularmente, conductores utilizan estos vehículos de micromovilidad para dirigirse hacia sus actividades laborales, actividades particulares o moverse hacia destinos cortos. Sin embargo, en medio de sus desplazamientos, la mayoría de conductores infringen regulaciones básicas de manejo.

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Otro ejemplo se dio este lunes 5 en la calle Junín, en contravía por un costado, avanzaba una mujer hacia la calle Boyacá cruzó la arteria y luego se subió a una acera para avanzar en medio del tráfico con dirección hacia el sur mientras sorteaba el paso de peatones que se trataban de acomodar hacia un costado del scooter para no ser alcanzado.

La avenida de las Américas es otra de las arterias donde ciudadanos usan esta clase de automotores de micromovilidad, tanto en el día como en las noches. El viernes de la primera semana de junio, un hombre avanzó en medio de los carros que se distribuían en tres filas para subir el viaducto de la Plaza Dañín y luego avanzó hacia el costado derecho para ubicarse junto a la barrera derecha del viaducto y continuar su camino, pese al riesgo de ubicarse a escasos centímetros de los automotores.

Luis Carbo, ciudadano que frecuenta el uso de automóvil, consideró que el paso silencioso de estos vehículos de micromovilidad, sin una bocina y al no contar con grandes dimensiones puede volver un escenario de mayor riesgo, más aún considerando que no siguen las regulaciones de tránsito como respeto de señalética, luces de semáforos, sentidos de vía, uso de cascos y otras normas básicas.

Ciudadano lleva mercadería en scooter en la calle Rumichaca. Foto: El Universo

“En una calle de poco tránsito aparecen de la nada, no se los escucha, llegan a sorprender porque de la nada aparecen en sentido opuesto al correcto de la vía. Se vuelven un riesgo, se debe poner un pare, o regularlas o prohibirlas, no sé, ¿qué esperan las autoridades?”, dijo este conductor.

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La noche del 4 de junio anterior, otro hombre apenas se lo divisaba por un reflector que tenía en la parte posterior de su scooter eléctrico, en forma de moto, al circular a baja velocidad por la av. de las Américas, a la altura del Centro de Convenciones, en dirección al centro.

Este individuo, como el resto de ciudadanos que usan estos automotores, suelen no tener ninguna luz, ni casco de protección en caso de ser alcanzado por un automóvil que no se percate de su presencia. Apenas, el lunes anterior, un hombre adulto con un estudiante iban con cascos mientras andaban con un scooter por la av. Kennedy, en el norte. Asimismo, se dan más novedades en la av. Malecón, zona del cerro Santa Ana, 6 de Marzo, Rumichaca, av. Olmedo, Sucre, calles del suburbio, Urdesa, Francisco de Orellana, entre otras.

Incluso, algunos scooters son utilizados para llevar carga de negocios que operan en la zona céntrica de la urbe. Algunos incluso han adaptado plataformas para trasladar mercadería desde las bodegas hacia sus locales. Es común observarlos en calles como Ayacucho, Colón, Rumichaca, Lorenzo de Garaycoa, entre otras.

En locales e incluso supermercados se expenden estos scooters, de estilo de monopatín, y ahora además otros modelos que guardan similitud con una moto convencional, aunque tienen menor cilindraje, rangos inferiores de velocidad que un automotor de gasolina y como fuente de abastecimiento la energía eléctrica, lo que limita su autonomía. Pero salen a las calles y circulan junto a autos regulados.

Entre sus características se expone al público que tienen autonomía de entre 50 a 100 kilómetros, velocidades entre 25 a 70 kilómetros por hora, y tiempo de carga de 6 a 8 horas.

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En la Bahía, un vendedor contó que un scooter eléctrico, con apariencia de motocicleta, pueden venderse por $ 450 hasta $ 410, que va a 35 kilómetros por hora, con modulación de velocidad y abastecimiento eléctrico.

Ese comerciante indicó que no se necesita ningún permiso para su circulación y apenas una factura podría servir en caso de que sea detenido en alguna calle.

“Solo con la factura puede andar”, argumentó un vendedor al ser consultado si este vehículo necesitaba tener permisos especiales. Mientras tanto, otro vendedor respondió “nada” sobre si estos scooters requerían de algún requerimientos en su movilización en calles.

No obstante, en la circulación de estos vehículos de micromovilidad se observan a diario infracciones que ponen en riesgo a conductores y peatones, dijo Ramiro Guerra, un chofer de automóvil. Cada semana, él observa que quienes, incluyendo menores de edad, manejan estos scooters irrespetan las normas básicas de tránsito como el giro en U y disco Pare.

“Van muy lento y no respetan las señales de tránsito, pueden ocasionar un accidente. He tenido que maniobrar para evitar un accidente hace una semana subiendo un paso a desnivel en la avenida Trujillo”, contó este chofer.

Ciudadano utiliza zona peatonal para cruzar vía en la calle Colón. Foto: El Universo

¿Quién controla la circulación de los scooters?

La Agencia Nacional de Tránsito (ANT) sostuvo a este Diario que las regulaciones referentes al uso de scooters eléctricos y otros medios de transporte terrestre correspondientes a micromovilidad deben ser regulados por los Gobiernos Autónomos Descentralizados por medio de ordenanzas que se expidan para el efecto.

A su vez, la ANT manifestó que sobre una licencia se aplicará la ley, luego que los gobiernos locales determinen sus regulaciones. Asimismo, la entidad recomendó el uso de cascos por seguridad vial.

Se hizo un pedido de información a la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM) sobre los controles y regulaciones que se dan a los scooters, pero hasta la noche del lunes 5 de junio no hubo respuesta.

En el 2020, el Concejo municipal de Guayaquil aprobó la ordenanza que regula el uso de la bicicleta y vehículos de micromovildiad en Guayaquil que realiza a nivel general definiciones, normas de circulación y estacionamientos, derechos, obligaciones y sanciones.

Entre sus puntos se especifica que los vehículos de micromovilidad, incluyendo scooters, pueden circular por ciclorrutas o ciclovías o aquellos en los que esté específicamente diseñado por el Municipio, en el caso de circular por la vía pública o la calzada deberá ser en el mismo sentido que van los vehículos livianos, contar con luces delanteras y traseras, y cumplir con la normativa legal vigente de Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial. Varios de estos puntos se incumplen actualmente en las calles de la urbe. (I)