Juan tenía 75 años, fue un economista guayaquileño destacado y estaba en proceso de jubilación. El pasado lunes su problema de arritmia cardiaca lo sorprendió con dolores de pecho y falta de aire. Él no salía de casa por temor a contagiarse de COVID-19, por lo que su familia cree que no estaba infectado. No pudieron comprobarlo, pues la falta de atención de emergencia y de una cama en UCI le costó la vida la noche del lunes. Murió en casa rodeado de sus familiares, que con indignación y tristeza lamentaron que en cuatro clínicas-hospitales privados de Guayaquil no lo recibieron ni atendieron pese a que lo llevaron en ambulancia privada.