Rocío Pérez suele asistir al mediodía al colegio José Joaquín de Olmedo, ubicado en la av. Paseo del Parque, en Samanes, para retirar a sus hijos que estudian en niveles de bachillerato y acompañarlos en el retorno a casa.

A pesar de que los jóvenes están en los últimos años de colegio, ella busca acompañarlos para prevenir algún tipo de emergencia vial, puesto que deben avanzar unos 100 metros aproximadamente hacia la autopista Narcisa de Jesús y cruzar los cuatro carriles de la vía rápida para tomar un bus que se dirige hacia Mucho Lote 2.

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Al atravesar la autopista, los estudiantes, padres de familia y peatones en general tienen inconvenientes, puesto que el paso vehicular es continuo e incluso de alta velocidad.

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En esa zona no hay semáforos ni pasos seguros, por lo que los usuarios deben aguardar por varios minutos en los parterres divisorios e ir avanzando por tramos.

A diario, en el caso de los colegiales y sus padres, deben cruzar la avenida para ingresar a clases y además al retirarse a sus viviendas. Estos horarios se concentran a partir de las 06:00 y luego desde las 12:30.

El pasado lunes, en horario de salida, este Diario corroboró que al menos una treintena de estudiantes y padres se arriesgaba a cruzar en medio del constante tráfico vehicular.

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En algunos casos, incluso corrían para tratar de llegar al otro lado de la vía y hacían señales con las manos para pedir a los conductores de autos que bajaran la marcha.

“Los carros no paran: tenemos que esperar, dejar que pasen los carros y correr”, enfatizó Pérez mientras aguardaba por cruzar la vía.

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La madre de familia dijo que en ocasiones se observa la presencia de agentes de tránsito que llegan para realizar operativos de control y colaboran en el cruce; sin embargo, la mayoría de días deben avanzar por su propia cuenta.

Al cruzar, padres de familia piden a los autos que bajen la velocidad o paren para poder avanzar al otro costado de la vía y tomar buses. Foto: Francisco Verni Peralta

En la mañana de ese lunes, ella observó que un vigilante detuvo el tráfico para el cruce de peatones; empero, por el constante tráfico, un carro no observó la señal y casi embiste a una moto que se detuvo por delante de este.

“Es un riesgo que tenemos todos los días. Esto es horrible, sufro todos los días, me da miedo por mis hijos. Por eso vengo. A veces me demoro media hora para cruzar porque los carros no dan chance”, dijo la señora.

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De su parte, ese día, Andrea Arias, otra madre de familia, contó que ayuda a sus hijos menores, de sexto y octavo año de básica, a la hora de salida para también realizar un trayecto similar hacia el carril contrario del parque Samanes.

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En la mañana, antes de ir al trabajo, su esposo suele utilizar su carro para llevar a sus hijos al colegio. “Los acompaño en la salida porque ¿cómo se van a cruzar en esa vía?...”, cuestionó ella.

Entre los padres de familia indicaron que algunas personas ya han resultado afectadas con atropellamientos en esa zona. Entre esos, según indicaron, un adulto mayor murió arrollado en enero anterior.

Rocío Pérez pidió que en la zona se implemente un semáforo que cuente con un botón para que se habilite la luz en roja en el momento en que se necesite cruzar y además planteó la habilitación de un paso peatonal a futuro.

El 24 de julio pasado, el cabildo entregó dos pasos peatonales en la autopista Narcisa de Jesús, a la altura de Guayacanes y Los Vergeles.

Estos cruces tienen características particulares con jardineras, escaleras, ingresos para personas con movilidad reducida, especies arbóreas y áreas de descanso y contemplación.

Por la dificultad para el cruce a la altura de Samanes, en ocasiones, los usuarios deben avanzar a pie hasta Los Vergeles, donde el cabildo habilitó recientemente el puente nuevo. (I)