La muerte de un joven estudiante que tomó un taxi en los exteriores de la Universidad Católica ha generado inquietud en usuarios que regularmente solicitan unidades amarillas y de aplicaciones móviles (app) para trasladarse a sus casas o trabajos.

En la ciudad operan 12.902 unidades de taxis en 151 operadoras, además de 27 taxis eléctricos, según datos de la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM). Esto sumado a decenas de ‘taxis’ que operan con aplicaciones móviles.

Parte de la flota que se mueve diariamente pertenece a dueños que no siempre son los que manejan las unidades, sino que las dan en alquiler a otros para que trabajen. Unos taxis, incluso, hacen dos turnos, con conductores distintos.

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La esposa de Danny Sarango, el universitario fallecido, contó que el viernes 25, aproximadamente a las 19:05, él le aviso que saldría de un evento de la universidad y procedería a tomar un taxi para ir a su casa en el norte de la ciudad. Danny, usualmente, solía bajar las escalinatas y tomar una de las unidades que suelen parquearse en la avenida Carlos Julio Arosemena.

“Él siempre solía hacer eso, sabía la peligrosidad, pero nunca le había sucedido nada”, relató.

A eso de las 19:20, Sarango se comunicó con un compañero de trabajo del hospital. “Contactó a un amigo para decirle que el taxista estaba raro y allí le dijo que le iba a llamar para hacerse pasar por policías para ver si lo soltaban. Pero cuando se abrió la llamada, él escuchó como lo insultaban y lo golpeaban y luego se cortó la llamada”, indicó la mujer.

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Los usuarios que toman taxis en las calles y por aplicaciones creen que se deben hacer mayores esfuerzos para dar seguridad a los pasajeros, especialmente en meses como diciembre que aumenta la demanda de unidades.

Ana Vivanco, quien utiliza taxi todos los días para movilizarse desde su casa hasta su oficina en la avenida 9 de Octubre, afirma que se debería crear una base de datos pública (catastro) en la que se pueda constatar de forma rápida si el número de placa y el nombre del conductor constan como taxistas federados. Ella, usualmente, toma taxis amarillos en la calle.

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“Algunas cooperativas tienen el identificativo en la parte posterior del asiento del conductor, pero a veces la foto que sale ahí es del dueño del carro y no coincide con el chofer. Allí valdría tener ese mismo papel con el nombre del conductor en grande y en letras pequeñas el del dueño en el caso que sea. Con una base de datos pública se podría colocar el nombre y que arroje todos los datos”, indicó Vivanco.

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Ella sugiere que en esa base también se conozca el nombre de las operadoras registradas. Asimismo, desde la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM) se solicite el mantenimiento de los stickers de las compañías que están colocados en las puertas.

Otra medida, asegura Nicole Romero, sería realizar una evaluación minuciosa del perfil de los taxistas antes de darles el permiso y hacer un seguimiento semestral. Esto, señala, debería aplicarse no solo en las cooperativas, sino en las aplicaciones que tienen domicilio en Ecuador.

“Reactivar el botón de pánico que se usaba antes o crear una aplicación que tenga unificado a todos los taxistas y que esta tenga botón de pánico. Para la Libertadores en una app se implementó el botón de pánico para los extranjeros, eso debería estar vigente no solo en una aplicación, sino en todas las que hay de taxis amarillos”, dice César Torres.

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Miriam Zaldumbide cree que se debería considerar alguna forma de regularización para que los llamados taxis informales puedan estar registrados de alguna manera. Ella asegura que muchos de estos vehículos forman parte de aplicaciones y, cuando no tienen carreras asignadas, suelen hacer rutas para captar clientes.

En ese sentido, sugiere que se establezcan puntos dentro de la ciudad para que estas unidades hagan base. “Se podría determinar que en ciertas calles estén estos vehículos y que formen parte de un tipo de movilidad alternativa. Que se los coloque en un listado que se actualice semanalmente o mensualmente para saber que son taxistas ocasionales”, anota.

Cámaras en los taxis

Con la colocación de cámaras en el interior de unidades de transporte público y taxis, por parte de la Municipalidad, se espera que la ciudadanía dé un voto de confianza a estos sistemas de transportación en los que han proliferado robos, asaltos e incluso secuestos exprés, en el caso de los últimos.

La alcaldesa Cynthia Viteri dijo este miércoles 30, durante un enlace radial, que 296 taxis ya cuentan con cámaras que son monitoreadas por el Centro de Gestión Integrado de Tránsito y Transporte que opera la Corporación para la Seguridad Ciudadana de Guayaquil (CSCG).

Ella indicó que se iniciará la colocación de estos artículos en 1.000 unidades y luego avanzar con las demás. Cada carro tendrá una leyenda afuera que diga: Este carro está siendo vigilado por la Corporación para la Seguridad Ciudadana.

Para la ciudadanía, esta es una de las tantas medidas que se deben de implementar para devolver la seguridad a este medio de transporte. (I)