Tailandia se ha convertido en su segundo hogar desde hace aproximadamente once meses, cuando se despidió de Quito para instalarse con su familia en Phuket. En agosto, la periodista Denisse Molina Rodríguez cumple exactamente un año desde que decidió emprender un nuevo reto en su vida y buscar desafíos que no solo la automotiven, sino que le permitan ayudar a otros en el camino.

Su público ya no la ve en el noticiario de Ecuavisa a diario y aunque alrededor de 11.463 millas la separan físicamente de su amado Ecuador, ahora está más conectada con su audiencia en el país a través de las redes sociales, plataforma en la que comparte su día a día al otro lado del mundo. Desde el improvisado, pero bien equipado estudio que ha montado en su casa para las entrevistas que realiza a los candidatos a la Presidencia ecuatoriana, y que retransmite Radio City (89.3 FM), Denisse nos habla sobre su vida en Tailandia, su trabajo como formadora y corresponsal mientras alista los preparativos para celebrar sus 50 años.

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No está en el país, pero está más conectada que antes...

Y eso te lo permite la tecnología, que puedes estar en cualquier lugar del mundo y puedes transmitir y eso quería, no desconectarme de mi querido Ecuador y de mi gente, de los seguidores, de la gente que me ha seguido durante años y que mantiene esa fidelidad y que agradezco muchísimo (...). Por redes me escribieron y me decían que entreviste a los candidatos, así que transformé mi cuarto en un estudio, de un día para otro compré los equipos, adquirí el croma para la promoción y tengo grandes amigos en Radio City, le comenté mi idea a Ronald Córdova, que está en Radio City, y él me dijo para retransmitirlo por la radio a través de una alianza.

Y también se mantiene en los medios como corresponsal...

Sí, estoy trabajando para la Alianza Informativa Latinoamericana (AIL), soy corresponsal de ellos. Cuando algo está para ti, se da. Esto nació cuando yo recién llegué a Tailandia y se dio una masacre de varios niños en una guardería, fue una noticia mundial, porque no era común acá. La primera persona que se contactó conmigo fue una periodista de un canal de México, que me seguía, me contactó por mis redes. Luego salí para Ecuavisa y luego para Colombia. Así salió la propuesta. Desde aquí propongo historias, las hago y las envío. Así que sigo trabajando como reportera que es mi pasión y transmitiendo desde mis redes desde el otro lado del mundo.

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Dice que estará en Japón por un mes, ¿qué hará allá?

Voy por trabajo, tengo unas conferencias allá, en Tokio, y me voy a quedar un tiempo más con mis hijos, con mi esposo. Mis hijos están ya de vacaciones y mueren por conocer Japón, vamos a hacer un recorrido por la historia de Hiroshima y por Corea del Sur, me encantaría ir a Corea del Norte, a pesar de todas las restricciones, pero tengo tantas ganas que voy a ver si me lanzo por esa parte del mundo.

En familia, ¿cómo han vivido este tiempo en otro país?

Hay que arriesgarse, al principio fue duro. Debo confesar que al principio fue muy duro para los niños sobre todo, porque fue un cambio radical, no hablamos de culturas similares, (sino) de culturas totalmente distintas, que lo he mostrado en las redes. Ellos estudian con niños de distintas partes del Asia, no solamente tailandeses, sino también chinos, coreanos, de Pakistán, de países con otras religiones, y entonces, el nivel de conversación de Amelia (9 años) es de explicar sobre la historia de distintos sitios, que conoce a través de sus amigos de la escuela.

Es un crecimiento maravilloso para los niños. Bruno al inicio lloraba, no entendía una sola palabra de inglés, no entendía a la profesora, no se quería despegar de mí y me cuestioné si hice lo correcto. Pero también me decía, nosotros los padres somos ese acompañamiento, porque donde estemos bien los padres, estarán bien los hijos, porque los cuatro estamos enfrentando este cambio juntos. Amelia recibió un premio como la mejor alumna y Bruno habla ahora inglés perfecto y ahora le estoy enseñando a escribir en español, porque yo quiero regresar a Ecuador y quiero que aprenda.

Desde que se mudaron a Phuket tiene más tiempo para compartir en familia...

Cuando vine acá a Tailandia, justamente una de las decisiones fue tener más tiempo. De hecho, yo me organizo con Good Sheperd (organización que asiste a mujeres en situación de vulnerabilidad) y eso me parece maravilloso, eso me impulsó muchísimo a tomar esta nueva meta. Me organizo por horarios y ahora puedo estar con ellos (mis hijos), puedo amanecer con ellos, peinar a Amelita, darles el desayuno, llevarles a la escuela, lo cual es importante, lo que yo nunca viví porque me levantaba a las 03:30 para salir a trabajar.

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¿Qué costumbres fueron más difíciles de aprender o adaptarse?

Aquí es normal ver serpientes en las casas. De mi casa sacaron una cobra. Al principio ni salía, de noche ya no sacaba a mi perrita, si salía iba con linterna y zapatos de caucho para espantarlas. Ahora ya me estoy acostumbrando más porque las ves en todos lados y sé cómo actuar.

Mis hijos saben cómo actuar, es lo primero que te enseñan y a qué lugar tienes que ir y cómo reconocerlas, porque tienes tan solo 30 minutos para acudir por un antídoto, dependiendo de la serpiente. La comida también es deliciosa pero muy picante, no estamos acostumbrados a eso. Los tailandeses son felices y alegres, pero no tienen la costumbre del abrazo, eso nos ha costado muchísimo, porque para nosotros como latinos eso es primordial. Aquí no, porque su cultura no es de contacto físico.

En sus videos comparte la seguridad con la que puede caminar por las calles grabándose con un celular o llevando una portátil, mientras acá en Ecuador sobrevivimos en medio de la inseguridad...

Sabes que cuando yo llegué tuve que sacarme ese chip, como decimos, de la cabeza. Cuando llegué no podía creer que sí hay lugares donde se vive en paz y en libertad, sobre todo. Al inicio cerraba la casa con seguros, aquí no hay rejas, ninguna casa tiene rejas, la gente vive con las puertas sin seguros, los autos sin seguro. Tú ves que los niños están jugando en el parque y los padres en otro lado sin preocupación. Al inicio pasaba con la cartera bien agarrada.

Aquí caminas en las calles, con el teléfono. Yo trabajo en una zona rural, a una hora de mi casa y camino seis cuadras para llegar al colegio, y ando con el celular, la computadora, con un iPad, y sé que nadie vendrá a robarme y a agredirme.

La masacre que ocurrió fue un hecho aislado porque no se da este tipo de actos. Entonces, vivir en libertad y caminar tranquilamente. La otra vez salí por la noche por una zona solitaria y puedo ir tranquila. Cuando volví a Ecuador, tuve que ponerme nuevamente el chip de no andar con el celular en la calle. Es triste. Yo voy a regresar a Ecuador, mi meta es volver a mi país y que mis hijos sigan creciendo en Ecuador.

¿Qué se llevaron de Ecuador a la casa de Tailandia para no extrañar tanto?

Mantenemos las mismas tradiciones. Esas maletas cuando venimos de Ecuador vienen cargadas. Mi esposo va con frecuencia, justo le pedí achiote en grano, mi ají peruano para mi seco que eso no puede faltar acá, vienen también ciertos productos de Brasil porque mi esposo es brasileño y le gusta la comida brasileña, vienen chips de plátano que venden en Ecuador, manís dulces, vienen puros productos ecuatorianos.

Quiere decir que en casa se prepara comida ecuatoriana.

Claro, seco, cebiches, el encebollado me lo van a traer en lata, aunque sí lo puedo hacer. pero acá hay una variedad gigantesca aunque aún no me adapto a comprarlo directamente de la pecera y que lo maten ahí. Me traje cangrejo enlatado, pero aún no lo saco porque tiene que ser una ocasión megaespecial para abrirlo. Aquí hay cangrejo, pero no es como el nuestro.

Y en Good Sheperd, ¿cómo es el trabajo que desempeña?

Me dicen ‘la teacher’ y cuando les explico de dónde soy, me dicen ‘de tan lejos vienes, ahí al lado está Colombia’ y me dicen ‘ahí vive Shakira’, porque ella es un boom en cualquier parte del mundo. Es difícil, pero al mismo tiempo enriquecedor, te encuentras con historias que te golpean como persona. Si bien es cierto tengo 20 años de periodista y vi muchas historias, nunca te dejas de sorprender.

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Tengo muchas mujeres migrantes de países aledaños a Tailandia y han vivido situaciones de vulnerabilidad. Hay una casa de acogida y hay un centro educativo para sus hijos también y ahora me estoy encargando de ellos. Han salido de este conflicto de agresión familiar por sus convivientes.

Se los prepara en temas de liderazgo, de confianza, se los prepara para que consigan un trabajo y reincorporarse a la sociedad. También a sus madres para que sean conferencistas. A ellas se les enseña un oficio para que tengan un ingreso y se autosustentan. Son mujeres que han salido del maltrato físico y emocional, se las prepara para que luego den charlas a su comunidad. Es muy gratificante.

¿Qué cambiaría Denisse de su vida o qué incluiría si tuviera una varita mágica?

No cambiaría nada porque todo es una enseñanza, las cosas buenas o malas que puedan ocurrir. Incluiría la salud hasta la eternidad, para seguir haciendo tantas cosas que quiero hacer, porque me siento todavía con tanta energía, quiero hacer tantas cosas que no quiero que pase el tiempo. Sí quisiera tener esa salud y fuerza eterna, para mí y mi familia.

¿Cuándo ha sentido el peso del paso del tiempo?

Al ver a mis padres envejecer, y eso me sigue entristeciendo porque sé que los padres no son eternos y sé que estoy al otro lado del mundo. No hay día que no hable con ellos, pero me entristece estar tan lejos de esas dos personas que amo con todo mi corazón y que veo que el tiempo no perdona.

Cuando tomé la decisión de venirme, sí pensé mucho en mis padres, soy muy allegada de ellos, sobre todo de mi mamá que es mi mejor amiga. Ella me dijo: ‘Ándate, vive, yo ya viví. Ándate y vive tus planes, acá nos acompañamos entre los dos’. Tienen un matrimonio casi de 50 años, que celebran en noviembre y vienen acá para celebrarlo con nosotros. Lo que te puedo decir es que lo que más me marca es verlos envejecer y no quisiera perderlos nunca.

El público extraña también los videos en los que aparecía junto con Juan Carlos Aizprúa y las bromas de su dupla televisiva, ¿mantienen el contacto frecuente?

Sabes que la tecnología es tan increíble que ya no es como antes, sientes a la persona cerca, aunque estés del otro lado. Con Juan Carlos es igual, eso sí, no hay día en que no me mande un pódcast y yo le mande un pódcast, no decimos mensaje de voz. Entonces, nos contamos todo, pasamos enviando voice notes largos, porque sus tiempos y los míos son distintos y cuando podemos nos hacemos videollamadas, pero esa conexión sigue creo, hasta más fuerte que antes. Ahí se da cuenta de los verdaderos amigos, cuando ya no es la obligación de estar sentados juntos, pero es la validación de esa amistad, porque esas son las amistades que realmente perduran con el tiempo.

¿Qué otros planes alista?

Sabes que estoy haciendo Viajes con propósito, tuve mi primer grupo en marzo que vino Teresita Arboleda, y 20 ecuatorianos más. Formé esta pequeña compañía para hacer estos viajes y traer personas de Ecuador y Latinoamérica a conocer este mundo espiritual y de transformación, yo estudié para ser coach de vida y ahora estoy estudiando budismo. Hice un viaje a la India y muchos me preguntaban por el destino.

Ahora estoy abriendo otro grupo para noviembre, te ofrezco un paquete completo de viaje, con toda una ruta armada de doce noches y trece días, hoteles cinco estrellas, transporte, guía, incluye todo. Hay una página que tengo en Instagram de Viajes con propósito, me llamaron de distintos países y tengo más apertura de países de habla hispana y Europa. (I)