¿Aplicarse o bañarse con perfume? Hombres y mujeres se dejan seducir por agradables fragancias y en su interés de que el olor les acompañe más tiempo tienden a colocarse en distintos puntos del cuerpo.
“Utilízalo con cabeza”, alerta Michelle Peiret, especialista en nutrición y bienestar, mediante sus redes. Afirma que así como el perfume tiene “un efecto positivo en el estado de ánimo, también puede resultar tóxico”.
Recomienda aplicar el perfume a la ropa que ha de colocarse o por la espalda.
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No da el visto bueno a rociarse perfume en el cuello, a nivel de garganta.
¿Por qué? Recuerda que en el cuello tenemos la glándula tiroidea, “que resulta muy sensible a los tóxicos”.
Peiret señala que dentro del perfume hay un montón de fragancias que es “una etiqueta” en la que entran “muchos tóxicos”.
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La glándula tiroidea –tiroides- es “fundamental” para la salud hormonal y también para la fertilidad.
Algunos de los componentes del perfume “actúan como un disruptor endocrino, desequilibrando las hormonas y causando una mayor disfunción tiroidea, entre otros efectos adversos”, detalla.
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“De hecho, tenemos los ovarios llenos de receptores de hormona tiroidea, que si quieres utilizar un perfume, lo que recomiendo es que uses opciones más naturales para tu día a día; o utiliza perfume aplicándolo en la ropa o en tu espalda”.
También podrías “usar perfume solo los fines de semana”. De esa manera, dice, “no tendrás disruptores hormonales (endocrinos)”.
Qué son los disruptores endocrinos
En el Instituto de Salud Global de Barcelona explican que en el cuerpo encontramos hormonas “que son moléculas encargadas de la señalización y comunicación entre células y órganos”.
Son importantes “para el correcto funcionamiento de numerosas funciones corporales”.
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Los disruptores endocrinos “son sustancias químicas capaces de imitar la acción de nuestras hormonas naturales. También pueden bloquear los receptores hormonales de las células, de forma que impiden la acción normal de las hormonas. Esto provoca una disrupción (alteración) en el sistema endocrino”.
Más de mil sustancias químicas “tienen capacidad disruptora”.
Los disruptores endocrinos, dice el instituto, “pueden entrar en nuestro cuerpo a través del contacto directo con la piel, a través de la dieta, o respirando”. (I)
