La miel y la cúrcuma son dos alimentos que, aunque frecuentemente se utilizan por separado en diversas preparaciones gastronómicas y medicinales, al combinarlos generan una sinergia que potencia sus propiedades.

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Juntos son un remedio natural eficaz para mejorar la digestión, reducir la inflamación y hasta tienen un efecto antibiótico. Ambos ingredientes son ricos en compuestos con propiedades medicinales.

La miel resalta por ser un antibiótico natural. Foto: Pexels.

Beneficios de la miel y la cúrcuma

La cúrcuma, específicamente su componente activo, la curcumina, es conocida por sus capacidades antiinflamatorias y antioxidantes. Esta sustancia ayuda a mitigar la inflamación y protege al organismo de los radicales libres, según indica el portal de salud Fitwirr.

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Ese mismo medio destaca las propiedades de la miel que resalta por ser un antibiótico natural. Al igual que la cúrcuma, contiene antioxidantes, entre los que se encuentran flavonoides y ácidos fenólicos.

La curcumina es conocida por sus capacidades antiinflamatorias y antioxidantes. Foto: Freepik.

La combinación de estos dos ingredientes puede ser incluso más efectiva que algunos medicamentos convencionales, indica Fitwirr.

Además, la cúrcuma también tiene propiedades antisépticas y antifúngicas, lo que puede ser beneficioso para la piel.

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La miel, apunta el sitio web de salud, se ha empleado durante años en el tratamiento de diversas afecciones, incluyendo heridas, cortes y quemaduras.

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Estudios han demostrado su eficacia en la curación de heridas y en la recuperación de incisiones quirúrgicas infectadas. Asimismo, se suele usar para aliviar síntomas de alergias y promover la salud cardiovascular.

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Cómo se prepara la miel con cúrcuma

Para preparar esta poderosa mezcla, Fitwirr sugiere optar por miel oscura, que suele ser más rica en antioxidantes que las variedades más claras.

La miel y la cúrcuma se transforman en un poderoso antibiótico. Foto: Freepik.

La receta es sencilla, solo hay que mezclar una cucharadita de cúrcuma en polvo con 1/4 de taza de miel cruda y una pizca de pimienta negra molida, que potencia la absorción de la curcumina.

Se pueden añadir otros ingredientes antiinflamatorios, como jengibre o limón, para mejorar el sabor. Esta mezcla se puede disfrutar sola o incorporada en tés. (I)

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