Los sudafricanos rezaban ayer por la recuperación de Nelson Mandela después de que el expresidente del país, de 94 años, pasara su segundo día en un hospital debido a una infección pulmonar.

Mandela, quien se convirtió en un símbolo mundial del triunfo sobre la adversidad y en el primer líder negro de Sudáfrica en 1994 tras la derrota del apartheid, fue hospitalizado el pasado sábado por un deterioro de su ya delicado estado.

Es su cuarta estancia en el hospital desde diciembre, el gobierno había indicado que su estado era ‘grave’.

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El gobierno no ofreció ayer una actualización sobre su estado de salud, avivando la preocupación en los medios sociales y entre millones de sudafricanos que veneran a Mandela por sus décadas de lucha contra las normas de la minoría blanca y por la celebración de unas elecciones multirraciales.

El portavoz presidencial, Mac Maharaj, dijo el pasado sábado que Mandela respiraba por sí mismo, denominándolo como una señal positiva.

Cientos de personas se congregaron para rezar por él en la misa dominical de la iglesia católica de Regina Mundi, en Soweto, en Johannesburgo.

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Mientras otras voces piden que lo dejen ir. “Es hora de dejarlo partir” titulaba en primera plana ayer el diario Sunday Times, con una foto de un Mandela sonriente y saludando con la mano, en un gesto de adiós.

En Twitter, los llamados para dejar ir a Mandela también se acumularon con ese pedido.