En la región mexicana de Tamaulipas (noreste), donde fueron descabezados los cárteles enemigos Los Zetas y Golfo, se teme un nuevo estallido de violencia por una pugna de nuevos liderazgos o una incursión del poderoso capo Joaquín "Chapo" Guzmán en la principal puerta comercial con Estados Unidos.

En las ciudades fronterizas de Nuevo Laredo y Reynosa el silencio sobre el narcotráfico impera en la prensa y las conversaciones públicas especialmente desde que Los Zetas rompieron con sus antiguos jefes del Cártel del Golfo y empezó la batalla por esta estratégica región.

Tras la detención hace un mes del líder de Los Zetas, Miguel Ángel Treviño "Z-40", y el pasado sábado del jefe del Golfo, Mario Ramírez Treviño, ahora "estamos en espera" para ver si recrudecen los enfrentamientos, dijo a la AFP Carlos Alberto Rentería, comerciante del centro de Nuevo Laredo, una urbe de unos 370 mil habitantes que se considera bajo control "zeta".

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En Reynosa, "la gente está muy temerosa. No saben qué va a suceder, pero nadie quiere comentar al respecto", describió un periodista de esta ciudad de unos 600 mil habitantes que está bajo influencia del Cartel del Golfo y donde Ramírez Treviño, alias "X-20", fue capturado en un operativo militar.

El gobierno mexicano reforzó la seguridad en Tamaulipas temiendo una cruenta disputa interna en los dos carteles por las sucesiones o por el intento de uno de ellos de imponerse al otro.

"Los muchachos (Los Zetas) han mandado decir que las cosas siguen igual, que nada ha cambiado y que el control ahora lo está ejerciendo Z-42", comenta el adolescente Pablo, que hace labores de vigilante para este grupo en Nuevo Laredo, en referencia a Omar Treviño alias "Z-42", hermano de Miguel Ángel.

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Los Zetas fueron creados por militares de élite reclutados en los años noventa por el Cartel del Golfo. En 2009, un año antes de que Los Zetas se independizaran, los homicidios en Tamaulipas sumaban 10 por cada 100 mil habitantes pero el año pasado ya ascendieron a 46.

En Nuevo Laredo, por donde cruza más de un tercio de las exportaciones terrestres de México, en mayo de 2012 aparecieron 23 cadáveres abandonados, 14 de ellos frente a la alcaldía y nueve colgados de un puente.

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El debilitamiento de Los Zetas y el Golfo, cuyos líderes llevaban menos de un año en el poder, llevó a que analistas auguraran que el Cartel de Sinaloa, de "El Chapo" Guzmán, el narcotraficante más buscado, trataría de incursionar desde el oeste en Tamaulipas como ya intentó en 2005.

"Nuevo Laredo es la joya de la corona por lo que, si se percibe a Los Zetas como débiles, podrían presionar para tomarla. Pero no lo hemos visto por ahora", dijo a la AFP Scott Stewart, analista de la consultora en seguridad estadounidense Stratfor.

"Hace un mes que cayó Treviño y no hay muchas señales de que intentaran entrar en Nuevo Laredo", coincide el experto Alejandro Hope, que emite análisis periódicos sobre el crimen organizado en México.

Ante la posibilidad de que el narcotráfico mexicano volviera a tener un cartel dominador, como sucedió en los años ochenta con el de Guadalajara de Rafael Caro Quintero, ambos expertos creen que la evolución actual se dirige hacia una mayor fragmentación en pequeños grupos.

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"Lo que vamos a tener es un ecosistema del delito mucho más complejo, con una multiplicidad de bandas pequeñas, medianas, grandes", dijo a la AFP Hope, directivo hasta 2011 del servicio de inteligencia del gobierno mexicano.

Hope ve esa tendencia a la fragmentación en el interior de Los Zetas y del Golfo pero también en el cártel de Sinaloa, con las escisiones en los últimos años de las facciones de los hermanos Beltrán Leyva e Ignacio 'Nacho' Coronel.

Las detenciones del "Z-40" y del "X-20" han sido los dos principales golpes contra el narcotráfico de la presidencia de Enrique Peña Nieto, que arrancó en diciembre.

El gobierno presentó estas operaciones como un ejemplo de su nueva estrategia de seguridad fundamentada en un mayor trabajo de inteligencia y de coordinación entre las fuerzas de seguridad para lograr su compromiso de bajar la violencia respecto al mandato de Felipe Calderón (2006-2012), marcado por su amplio despliegue militar que generó una ola de confrontación en la que fueron asesinadas más de 70 mil personas.

Hope reconoce un mayor énfasis en las labores de inteligencia pero considera que estas capturas muestran "la continuidad de las líneas básicas de la política de Calderón, en este caso el descabezamiento de los grupos criminales".

La detención del "X-20", por quien el gobierno de Estados Unidos ofrecía una recompensa de $ 5 millones, llegó cuando arreciaban las críticas en el país y de Washington por la repentina liberación del histórico capo Caro Quintero, un antiguo aliado de "El Chapo". Tras 28 años encarcelado, un tribunal local le revocó por un tecnicismo su condena por el asesinato de un agente de la DEA.