Un sector del Senado norteamericano está preocupado por la decisión del Gobierno ecuatoriano de no ampliar el convenio con la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés).

El presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la denominada Cámara Alta, Robert Menéndez, declaró estar “profundamente consternado”.

En un boletín de prensa, el senador del partido demócrata opinó que la Usaid dejará de operar en Ecuador porque el régimen de Rafael Correa impone “condiciones inaceptables para la asistencia internacional para el desarrollo”.

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Aseguró que la agencia había mejorado la vida “de cientos de miles de ecuatorianos” y ha ayudado al país en varios frentes, como la protección de la biodiversidad, el mejoramiento de la gobernabilidad y el fortalecimiento de la sociedad civil.

El senador advirtió de consecuencias en las relaciones bilaterales, pero no las precisó.

Además, dijo que estará pendiente por si el gobierno de Correa “adopta medidas que socaven el imperio de la ley, obstruyan la libertad de expresión y de asociación, y repriman a la prensa libre en Ecuador”.

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La Usaid canceló la cooperación que mantenía con el país desde hace 52 años por no llegar a un acuerdo con el régimen para renovar un convenio.

La Secretaría Técnica de Cooperación Internacional (Seteci) explicó que la decisión obedecía a que el instrumento suscrito entre los Estados en 1961 “no se adapta a las nuevas realidades económicas, políticas y sociales del Ecuador”.

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La Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) apoyó la medida y manifestó, en un boletín, que la salida de la Usaid permitirá una mayor soberanía.

El gremio acusó a la agencia de “intervenir en la vida política y social” del país, a través de su cooperación. “Se ha dedicado a fortalecer a los grupos de derecha”, anotó.

Hay cooperación que destruye a los Estados y nos convierte en mendigos que esperan recibir caridad (...). Que les vaya bonito, compañeros. Aquí no vamos a rogar $ 0,20”.Rafael Correa, presidente