El ataque de estilo militar contra el semanario satírico Charlie Hebdo, amenazado desde que en el 2006 publicó caricaturas del profeta Mahoma que generaron protestas en el mundo islámico, y las dos tomas de rehenes, y que terminaron con la vida de tres yihadistas, dejó en claro que no solo Francia sino que toda Europa enfrenta una amenaza terrorista en evolución.

No se trata únicamente de AlQaeda, o del Estado Islámico de Irak y el Levante, ni de los discípulos de algunos guías religiosos incendiarios. En vez de esto, dicen los expertos de seguridad, se trata de una furia generalizada, impulsada por internet, contra la sociedad occidental que se siente entre los musulmanes radicalizados y puede explotar en cualquier momento y lugar como la masacre en París o un ataque contra un museo judío en Bélgica.

Magnus Ranstorp, especialista en terrorismo del Colegio Nacional Sueco de Defensa, señala que una nueva generación de jóvenes musulmanes ha crecido en ciudades europeas tras el 11 de septiembre y hasta cierto punto ha adoptado la visión de Al Qaeda de que occidente está en guerra contra el Islam, primero en Afganistán, después en Irak y ahora en Siria.

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Rans consideró que la descarada proclamación del Estado Islámico de un califato ha atrapado la imaginación de jóvenes musulmanes europeos que quieren ir a Siria para sumarse a la batalla y llevarla a casa.

Además dijo que muchos musulmanes se sienten segregados en comunidades pobres en las afueras de las capitales y están dispuestos a combatir. “Hay una polarización mucho más aguda de la sociedad”, dijo, al tiempo que destacó el avance de la extrema derecha y los partidos políticos antiinmigración opuestos al crecimiento del Islam en Europa.

Pero ya sea un ataque motivado exclusivamente por la cuestión de las caricaturas o más bien un atentado destinado a “castigar” a países en guerra contra los yihadistas, lo ocurrido en Francia será un catalizador para atraer a más simpatizantes de la causa yihadista, dice Max Abrahms, experto norteamericano en terrorismo.

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“Este ataque se considerará como un éxito. Y cuando los grupos terroristas dan la impresión de salir ganando, lo tienen más fácil para reclutar a gente”, explica este profesor en ciencias políticas.

El responsable europeo de la coordinación antiterrorista estimó en septiembre pasado que 3.000 europeos habían viajado a Irak y Siria, subrayando que las partidas se aceleraban.

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El ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve, señaló en diciembre que cerca de 1.200 franceses habían ido a Siria, incluyendo unos 400 que seguían en la zona de guerra y 200 que iban hacia allá.

Un mes antes un alto magistrado parisino, François Molins, fue más preciso, pues señaló que 1.132 franceses estaban implicados en redes yihadistas, de los cuales 118 habían regresado a Francia luego de un periodo en Siria.

El Reino Unido elevó a “fuerte” el nivel de amenaza sobre la seguridad nacional, el segundo más alto en una escala de 5, lo que implica que un ataque es “altamente probable”.

Andrew Parker, jefe de inteligencia interior británico, justificó este incremento por el fortalecimiento del grupo Estado Islámico en Siria e Irak, y de un grupo de excombatientes de Al Qaeda, llamado Jorasán, que fuera blanco de ataques aéreos estadounidenses.

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Cerca de 600 británicos han ido a Siria para unirse a los extremistas del país, y la mayoría se han unido al EI, según Parker. Unos 550 alemanes han hecho lo mismo y se sabe que 180 han regresado a su país, incluyendo unos 30 radicales que se consideran extremadamente peligrosos, de acuerdo con el ministro alemán del Interior, Thomas de Maiziere.

Parker señaló que se han vuelto intolerantes y han aprendido a matar. (I)