Paúl Salazar, quien ocupó ocho días la presidencia del Consejo Nacional Electoral (CNE), luego de un periodo de vacaciones revela que nadie lo presionó a renunciar a su cargo, que esa decisión fue por sentido común, para medir el voto de confianza frente a una nueva composición del pleno tras la principalización de la consejera Ana Paredes, en reemplazo de Gloria Toapanta.