Son parte de la rama sunita del islam. Surgen de lo que queda del movimiento terrorista Al Qaeda. Conforman una organización a la que denominan Estado Islámico. Instauran un califato en junio de 2014 tras ganar porciones de territorio entre Siria e Irak. Venden el petróleo de la riqueza petrolera conquistada y cobran tributos a las familias. Siembran el terror entre los habitantes de otras religiones a los que consideran infieles. Venden mujeres. Trafican con drogas. Pierden parte del territorio conseguido como la ciudad iraquí de Faluya en mayo pasado. La venganza se desata.

Una serie de atentados comienzan desde el 29 de junio pasado. Son hechos que tienen la marca del denominado Estado Islámico. Tres hombres disparan con armas Kaláshnikov en el aeropuerto de la ciudad turca de Estambul. Luego se inmolan con bombas. Cuarenta y cuatro personas mueren. Otros ataques ocurren en un restaurante de Daca (en Bangladés), en las afueras de una mezquita en la ciudad sagrada del islam de Medina (en Arabia Saudita) y en una calle comercial de la capital iraquí Bagdad, donde un camión explotó el domingo último dejando 292 víctimas.

Son actos terroristas que sumados a los ocurridos en París y Bruselas, en noviembre y marzo último, en su orden, que también fueron cometidos por el autodenominado EI, dejan un total de 531 fallecidos en los últimos ocho meses.

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Estos dos últimos hechos acontecidos en las capitales de Francia y de Bélgica reavivaron el temor en Europa a que, entre los miles de refugiados que huyen de la guerra en Siria e Irak y de otros conflictos, se filtren terroristas y se den más matanzas. Los británicos decidieron vía referéndum, el 23 de junio último, salir de la UE, el denominado brexit.

Lo hicieron luego de que algunas de las autoridades del país, como la ministra de Defensa, Penny Mordaunt, afirmaran que estando fuera se puede ejercer un mayor control fronterizo, al evitar la libre movilidad dentro del bloque de 28 países que conforman la UE.

Para Guillermo Holzmann, profesor de la Universidad de Valparaíso en Chile y experto en yihadismo, una Europa dividida facilitaría el avance del fundamentalismo sunita en su objetivo de extender el califato: “Estado Islámico hace una interpretación del Corán (el equivalente a la Biblia para los cristianos católicos) cerrada, excluyente que va contra el resto de los musulmanes que no están de acuerdo con esa visión y de los que considera infieles, los occidentales..., quieren establecer un desconocimiento completo (del concepto) de estado-nación, generar un cuestionamiento en torno a ello y eso es más fácil con una Europa dividida”, asegura.

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La escalada de violencia se da en momentos en que el grupo terrorista pierde territorio en Irak. Faluya, una de las primeras ciudades que controlaban desde enero de 2014, fue recuperada por el Ejército iraquí en mayo pasado. A más de perder los $ 20 por familia que cobraban cada mes como impuesto en esa ciudad con más de 300 mil habitantes, también han perdido el control de parte de la riqueza petrolera con la que financian sus acciones.

Para Antonio Alonso, experto en yihadismo y profesor de la Universidad CEU San Pablo con sede en Madrid (España), dentro de las acciones del denominado EI hay que distinguir entre las que se realizan en pleno campo de batalla, en este caso Irak y Siria, y aquellas que se hacen lejos de este frente de guerra. “En estos últimos escenarios, el patrón de acto terrorista es muy similar y es una mezcla entre acción de guerrilla urbana y acto suicida. Su intención última es inmolarse, pero para ampliar el número de víctimas antes disparan con fusiles”, dice.

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Unos cien mil combatientes son parte del autodenominado Estado Islámico conformado en la guerra civil siria.

Para concretar estos actos hacen reclutamientos en el corazón de las ciudades europeas. El blanco principal son los hijos o nietos de inmigrantes provenientes de Pakistán, Bangladés, Marruecos o Argelia, a quienes los atraen con la maquinaria propagandística que despliegan en las redes sociales. “Se quedan con nuestros avances científicos (WhatsApp, Telegram, internet,,,), pero odian los fundamentos culturales que han propiciado que en este ámbito geográfico se desarrollen tales adelantos”, dice Alonso.

Esta semana trascendió cómo el grupo extremista usa la red social Telegram para el tráfico de mujeres, una de sus fuentes económicas. Uno de estos mensajes encriptado y difundido por un activista yazidí –comunidad perseguida por EI debido a sus creencias en las que mezcla el culto al sol con el islamismo y el cristianismo– desde el anonimato decía: “Virgen. Hermosa. De 12 años... Su precio ya está en 12.500 dólares y será vendida pronto”, en referencia a unas 3.000 mujeres y niñas que están retenidas como esclavas sexuales por la agrupación, según Naciones Unidas.

Además del uso de Telegram, la agrupación ofrece mujeres a través de la red social WhatsApp. En otro mensaje se difunde la venta de una madre con sus hijos de tres años y siete meses, a un costo de $ 3.700.

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Tras perder Faluya en las últimas semanas, el grupo hoy se esfuerza por hacer una demostración de fuerza con los últimos atentados, en pleno periodo del Ramadán, una época anual de devoción y paz para los 1.600 millones de musulmanes que hay en el mundo.

“EI libra una lucha por la existencia”, dice Fawaz Gerges, un académico en Londres especializado en grupos yihadistas. “El futuro de Estado Islámico está en juego, e intenta maximizar los costes para sus adversarios e inspirar a este segmento concreto de hombres y mujeres que siguen su ideología”.

Más allá de la pérdida de territorio, el propósito del grupo denominado EI persistirá, dice Alonso, ya que su ideología se centra en el yihadismo que busca la perpetuación de la guerra santa frente a los que considera como los infieles: “Probablemente se pueda acabar con el grupo en sí, pero después vendrá otro con otro líder, otras estructuras que seguirán el mismo modo de obrar”, afirma.

El surgimiento de grupos como el denominado EI también viene dado por el financiamiento con petrodólares de las familias acaudaladas sunitas de Arabia Saudita y Qatar. Es una lucha por el poder, que en la guerra civil siria tiene como botín principal la riqueza petrolera de la zona: pozos y refinerías.

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Holzmann afirma que EI obtiene unos $ 23 millones al mes de la venta del crudo que están en el territorio que ocupa. A ello se suma el dinero que dispone del crimen organizado y el cobro de tributos a las familias que han quedado atrapadas bajo su dominio. “Hay imágenes de satélite de cómo familiares de (Recep Tayyip) Erdogan (presidente de Turquía) se han aprovechado del comercio del petróleo de EI (que se realiza de forma clandestina). El hecho de que el precio del petróleo haya bajado ha favorecido en parte la lucha contra EI”, dice Alonso.

La guerra civil siria en la que combate el denominado EI ha sido el punto actual de quiebre en la geopolítica mundial al enfrentar a potencias regionales y mundiales. Primero la rama chiita del islam representada por Irán contra Arabia Saudita de la secta sunita. Y Estados Unidos y la UE frente a Rusia, que también combate al grupo extremista, pero apoya al régimen sirio chiita de Bashar al Asad. (I)