Deysi Álava, Carmen Rosado y María Cuéllar, todas adultas y madres, mostraban orgullosas sus certificados de haber aprobado la malla curricular correspondiente a educación básica media de posalfabetización. En la niñez y adolescencia, y por distintos motivos, ellas debieron dejar inconcluso, o ni siquiera iniciado, su proceso regular de aprendizaje.