Los boletines no cesaban: Un ataque en un concierto, en una iglesia, en una heladería; un agresor con un arma, un martillo o ácido en la mano. Un terremoto en México, un monzón en la India, la erupción de un volcán en Balí, huracán tras huracán tras huracán. El teléfono que vibra a cada rato con el anuncio de denuncias de acoso sexual contra su actor favorito.