Es domingo, 10 de la mañana. En Guare solo trabajan los tenderos y da clases la catequista. Los demás habitantes están bien vestidos, algunos, otros dialogan en grupos, se preparan para hacer deporte. Las tareas agrícolas, paralizadas.

Pero en una calle del parque central, un hombre con sombrero de paja, que se mueve en un triciclo, trabaja. Hace la diferencia. Él es Pablo Antonio Villavicencio Litardo, de 66 años, obrero del Municipio de Baba, cantón de Los Ríos, encargado de la limpieza de la parroquia Guare, ubicada a 14 km de camino lastrado, polvoso, de la cabecera cantonal.

“El domingo no me corresponde, pero laboro, para ayudarme a que el lunes no sea tan pesado, porque hay mucho por hacer”, explica.

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Aquel obrero es el padre de Pablo Villavicencio Calderón, el migrante ecuatoriano que estuvo preso 53 días, hasta el pasado miércoles, en Estados Unidos, con riesgo de deportación por no haber legalizado sus papeles y a quien un juez le dejó en libertad.

El hecho de trabajar el domingo, su día de descanso, se lo recalca porque -dice Pablo padre-, el trabajo con entrega, es un de las enseñanzas que inculcó a sus cuatro hijos.

“Gracias a Dios yo los eduqué con la disciplina de los mayores, yo les ajusté las mano, no como ahora que los hijos no respetan a los padres, peor a los profesores. Yo escucho que los estudiantes de ahora tratan como sea, con malas palabras a sus porfesores”, explica Pablo.

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Por eso, afirma con convicción, que fue injusto que en Estados Unidos lo hayan tratado -según él- como a un delincuente. “Mi hijo es trabajador, responsable, porque cuando estaba en el colegio, si hacía algo malo, le daba palo”, dice.

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Pablo estudió y se graduó de bachiller en el colegio agropecuario Guare. De ahí salió a trabajar en Guayaquil y posteriormente emigró a EE.UU. La mayoría de los compañeros de promoción de Guare salieron en busca de mejores rumbos, como lo hicieron los tres hermanos de Pablo, Corina, de 36 años; Elsa, de 31; y Jesús David, de 22. Las dos mujeres viven en España y el último, en Guayaquil, con su madre, Elsa María Calderón, de quien Pablo padre se separó hace 12 años.

María Aspiazu también recuerda a Pablo como un hombre responsable. (I)