San Gabriel, la segunda ciudad más poblada de la provincia del Carchi, en el norte de Ecuador, fue declarada en emergencia. Andrés Ponce, alcalde de Montúfar, informó que un deslizamiento de grandes proporciones sepultó la captación del sistema de agua potable dejando sin el servicio a la población.

La declaratoria incluyó la suspensión de clases en las unidades educativas, como medida de prevención para evitar alguna enfermedad. La falta de reservas obligó a tomar esta decisión; sin embargo, este viernes podrían reanudarse parcialmente las actividades educativas.

Esta ciudad tiene 18.500 habitantes y según los técnicos municipales, luego de las averías que sufrieron las redes media y baja, solo un 25% de los abonados recibe normalmente el líquido vital.

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Un medio centenar de personas entre técnicos y obreros, desde el pasado sábado, realizan las labores de limpieza y refacción de la infraestructura, ubicada en la quebrada El Oso, que resultó enterrada tras el deslave provocado por las constantes lluvias.

Seis motobombas de las unidades de bomberos de los cantones vecinos efectúan la entrega de agua hasta en la noche en los barrios de la ciudad. José Rosero, morador del sur, señaló que la situación es desesperante, ya que hoy entienden el  valor de este recurso.  

Tres hidrantes han sido habilitados en distintos lugares de esta urbe patrimonial, a donde llega la ciudadanía de toda condición social y edad, con todo tipo de recipientes para abastecerse.

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Mientras que en el lugar donde se presentó el evento natural, maquinaria pesada abre un camino para facilitar la entrada de la tubería hasta el lugar de captación, localizado a 19 km sobre un sendero angosto y fangoso que dificulta el ingreso.

La identificación de una vertiente permite la entrega emergente de agua durante dos horas diarias, volumen que no es suficiente y que obligó a reforzar las entregas con tanqueros de una de las empresas lácteas que opera en el sector.

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El alcalde Andrés Ponce explicó que la magnitud del deslave, las condiciones climáticas y el estrecho camino accidentado dificultan los trabajos; no obstante, aspira a que en las próximas 48 horas mejore la cantidad y calidad del agua.

Heber Racines, técnico ambiental, indicó que el impacto es grande y que luego de superarse la emergencia iniciará un programa de remediación ambiental que privilegiará un proceso de reforestación de plantas nativas. (I)