La concentración y la memoria fueron los elementos claves al inicio de la sesión. Liam Mancilla, de 4 años, seguía sin equivocarse los pasos de la coreografía que su maestra Carmen Patiño le había enseñado. Esto mientras coreaba una canción infantil con ritmo tropical que hacía mover los brazos y las piernas casi involuntariamente.

Al terminar el baile las actividades siguieron. Sentado en el piso junto con su madre, Katiuska Guerrero, Liam abrió ‘la caja mágica’, de la cual salió un títere que le enseñó algunas normas de educación como decir por favor, gracias y saludar.

Liam es uno de los 30 niños que tiene a su cargo Patiño, una de las docentes parvularias que es parte del programa SAFPI, que por sus siglas significa Servicio de Atención Familiar para la Primera Infancia, creado por el Ministerio de Educación a través de la Subsecretaría de Educación Especializada e Inclusiva y la Dirección Nacional de Educación Inicial y Básica.

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El programa consiste en que familias de zonas como Socio Vivienda, Fortín, Bastión Popular, Prosperina, entre otros, reciben la asistencia de una maestra parvularia que se encarga de dar clases personalizadas en las casa a niños de 3 a 5 años. Las visitas se realizan un día a la semana, de lunes a jueves, por una hora, siempre involucrando al padre de familia, porque la idea es que los días restantes los padres refuercen lo aprendido, según explica Jéssica Lizano, directora Zonal de Educación Especializada e Inclusión.

“Es más provechoso este sistema de educación personalizada porque los niños aprenden bastante, ya que la clase es para ellos, disfrutan, no pierden atención y aprenden a desenvolverse mejor con los demás”, comenta Guerrero.

Ella es ama de casa a tiempo completo. Liam es el menor de sus tres hijos, los mayores tienen 25 y 23 años. “Las actividades que hago en casa no interfieren en el tiempo que le dedico a mi hijo, me organizo bien. Como participo de lo que él aprende puedo reforzárcelo día a día, recordándole que debe pedir las cosas diciendo por favor, que se debe decir gracias, dejar las cosas en su sitio, lavarse las manos antes de comer, por ejemplo”, añade.

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Las sesiones se dan entre las 08:00 y 15:00. “Me gusta que el horario sea flexible y que pueda estar presente en las actividades que va aprendiendo mi hija”, dice Karina Solórzano, madre de Sofía Cevallos, otra integrante del programa.

Solórzano cuenta que su día empieza a las 05:45 cuando ayuda a sus hijas mayores, Karen, de 16 años; y Mayra, de 14, a alistarse para el colegio. Luego se encarga de Alejandro, de 6 años, que entra a la escuela a las 07:30. Aprovecha la mañana para adelantar el almuerzo para, finalmente, dedicarse a tiempo completo a Sofía que recibe las clases por la tarde.

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Es ama de casa, pero también tiene un pequeño negocio de venta de insumos de papelería que maneja desde su hogar.

Según Lizano el programa se enfoca en actividades para desarrollar destrezas en motricidad fina y gruesa, coordinación, equilibrio, relación del espacio y el entorno, autonomía, independencia, entre otros conceptos contemplados en el currículo para la Educación Inicial (EI) nacional.

Los niños para los que está dirigido este programa pertenecen al grupo de inicial II, que se divide en dos segmentos: de 3 años a cumplir 4 y de 4 años a cumplir 5. Los de inicial I son los que asisten a los CEI o guarderías, que atienden a niños de entre 6 meses a 2 años y 11 meses.

Según Lizano, se trata de aquellos que no alcanzaron a conseguir cupo en centros de educación inicial cercanos a su domicilio o que no han sido inscritos por decisión de los padres que los consideran muy pequeños para asistir a clases.

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“Estaba indecisa. Por un lado quería que mi hijo empezara a hacer alguna actividad, pero por el otro lado sentía temor de dejarlo con personas que no vayan a tener los cuidados pertinentes, por eso este programa me gustó, porque las clases son en casa y conmigo”, dice Viviana Alvarado, mamá de Elian Sánchez, de 4 años.

Alvarado divide su tiempo entre los quehaceres de la casa, las sesiones de Elian y sus clases nocturnas en una escuela de belleza, a las que asiste de 19:00 a 21:00.

Jalime Bumachar, director de inicial del Liceo Panamericano (sede Samborondón), indica que el EI es una de las etapas más importantes en el desarrollo de los niños. “En este periodo se enseñan las bases para un desarrollo integral con la finalidad de formar seres humanos autónomos, con pensamiento crítico, creativos, seguros de sí mismos y con habilidades de trabajo en equipo. Eso sin descuidar la parte de la socialización”, señala.

En esto coincide Cinthya Game, presidenta de la Organización Mundial para la Educación Preescolar (Omep-Ecuador) “El sistema y metodología de este programa pone a prueba la creatividad de los maestros, ya que los niños no aprenden en el ambiente idóneo (aula). Lo que sí es vital es que exista integración con otros niños, porque una de las bases de la educación es la socialización”, puntualiza.

Considerando esto el programa cuenta con una jornada grupal que se realiza los viernes en casas comunales o unidades educativas fiscales, en las que la maestra integra a todo los niños que tiene a su cargo.

En cuanto al seguimiento que se le da al proceso evolutivo del niño, Patiño explica que se maneja una lista de cotejos que registra los avances del estudiante, que mucho dependen del aporte de los padres.

Antecedentes

El programa, que es gratuito, se puso en marcha en el año lectivo 2018-2019 a nivel nacional, comenzando con el régimen Costa, y en total ha llegado a 16 000 niños.

Considerando a los inscritos del año pasado, que son alrededor de 4279 de la Zona 8, que abarca Guayaquil, Durán, Progreso y Samborondón, el 40 % ya es parte del sistema educativo, es decir, que ya están aptos para ingresar a primero de básica, y el porcentaje restante representa a los niños del segundo segmento de inicial II.

Según datos de la Subsecretaría de Educación, en la Zona 8 hay 23 Centros de Educación Infantil (CEI) y 716 unidades educativas fiscales que imparten EI, en donde se registran unos 30 983 niños hasta el periodo lectivo 2019-2020.

Para la primera vez en la que se ejecutó el programa, los docentes hicieron un censo de casa en casa por zonas marginales para darlo a conocer e inscribir a las familias interesadas. Esto luego de participar de una capacitación que duró dos semanas y fue impartida por personal de la planta central del ministerio.

Actualmente participan 738 maestros a nivel nacional, de los cuales 167 pertenecen a la Zona 8. Ellos se encargarán de repetir este proceso de inscripción en marzo, antes del inicio del nuevo año lectivo, en abril. (I)