Los tres cantones del Azuay que pasaron de semáforo rojo a amarillo en esta semana desarrollan sus actividades sin mayores novedades. Los negocios se reactivaron, las oficinas públicas se reabrieron y todo intenta ser lo que era hasta antes de la pandemia.

Coincidencialmente los poblados que pasaron a amarillo son los ubicados en la zona oriental del Azuay: Sevilla de Oro, El Pan y Paute, que, por su cercanía geográfica, tienen estrechas relaciones y hasta toman decisiones en conjunto. Para la próxima reunión del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) analizará su situación y estima que lo más probable será avanzar hasta el semáforo verde.

Según datos del Ministerio de Salud Pública, en Sevilla de Oro se registraron tres casos positivos de COVID-19.

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Pero el alcalde Rolando Calle manifestó que esos números son errados porque entre sus 6000 habitantes no hay infectados. La confusión se generó porque esas tres personas nacieron en dicho cantón, pero no residían allí.

El comercio se retomó parcialmente tomando como referencia el distanciamiento y las normas de bioseguridad.

El Pan tiene una población aproximada de 3000 habitantes y su alcalde, Rigoberto Jara, aseguró que con el antecedente de no haber tenido casos positivos durante los dos meses de aislamiento pidieron avanzar a verde.

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A pesar de no presentar casos confirmados, en este cantón se mantienen las medidas de ingreso y salida por vías.

En tanto que en Paute, el cantón más grande de los tres, existe una relativa calma tras declararse en semáforo amarillo. El vicealcalde Freddy González indicó que anular varias restricciones ayudó a bajar las aglomeraciones. En todo Azuay existen 700 casos positivos de COVID-19 y 55 fallecidos. (I)