En medio de la selva está Zumba, el último asentamiento ecuatoriano en el extremo sur del país. Para ingresar al pueblo, los visitantes deben cumplir un requisito: una prueba que evidencie que no tienen COVID-19.

Zumba es la cabecera cantonal de Chinchipe (Zamora Chinchipe), uno de los tres municipios que en 143 días de emergencia sanitaria no han registrado ningún caso confirmado de coronavirus. Los otros son Quilanga, en Loja; y Chilla, en El Oro. Esto, mientras la cifra nacional ya superó los 85 000 casos.

Son cantones pequeños de entre 2.000 y 11.000 habitantes, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC). Sus principales actividades económicas son la agricultura, la ganadería. Por eso el movimiento de comerciantes es habitual en esas poblaciones.

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Precisamente, una de las estrategias adoptadas por las autoridades para enfrentar la pandemia en estos tres cantones ha sido el control de la entrada y salida de visitantes.

En la carretera, 30 minutos antes de llegar a Zumba, los transeúntes deben detenerse en un punto de control y declarar por cuánto tiempo se quedarán en el pueblo. Si la visita es por menos de un día, deben realizarse una prueba rápida en ese instante. El resultado determina si el paso se abre o se cierra.

Si la estadía es más larga, el procedimiento es más complejo. Los visitantes deben hacer una carta al Comité de Operaciones de Emergencia (COE) cantonal y llevar una prueba PCR negativa. Como en Chinchipe hay varias concesiones mineras, los trabajadores que entran a esos campos deben cumplir con ese requisito.

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En caso de que no tuvieran el examen, por el alto costo o la imprevisión, los visitantes tienen otra opción. Pueden hacer 14 días de aislamiento en alguno de los albergues habilitados, antes de empezar a relacionarse con los pobladores.

El alcalde de Chinchipe, Alberto Jaramillo, defiende estas medidas: "¿Cómo llegó el coronavirus al Ecuador? A través de los vectores (agentes de contagio), que somos las personas, viajantes que vinieron de Europa. Esa experiencia acá la tomamos en serio".

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Sin embargo, los casos sospechosos no han faltado. Jaramillo cuenta que dos personas, residentes en otras ciudades, visitaron a sus familiares en Chinchipe y luego de dejar el pueblo presentaron síntomas. El COE contactó a los parientes y los puso en aislamiento. Afortunadamente, nadie resultó contagiado.

Ese tipo de controles también hay en Quilanga. Las personas provenientes de Guayas no podían entrar con facilidad al inicio de la pandemia, cuando la situación en Guayaquil estaba fuera de control. Debían cumplir un protocolo para mostrar que no tenían el virus.

Ahora, la preocupación se centra en uno de los cantones vecinos, Loja, que registra una alta aceleración del virus. En las últimas dos semanas, los casos confirmados en Loja pasaron de 1 271 a 2 044. Ahí trabajan y estudian muchos quilanguenses, que visitan a sus familias los fines de semana.

Ellos deben firmar un compromiso de que harán aislamiento domiciliario durante la visita. Antes de entrar al pueblo, los visitantes deben detenerse en un punto de control para suscribir el documento, registrar su número de cédula y declarar el lugar donde se hospedarán.

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El alcalde Fredy Cueva señala que funcionarios del COE cantonal visitan esos domicilios para asegurarse de que se obedezca el aislamiento. El incumplimiento de ese compromiso ha acarreado incluso procesos penales, advierte el alcalde.

Otro problema es que muchas personas desobedecen el toque de queda en las noches. "Hemos tenido que poner maquinarias en las canchas de uso múltiple para que no puedan hacer actividad deportiva porque después se ponen a tomar cerveza y trago", señala Cueva.

Quilanga es uno de los mayores productores de café. Al momento, los agricultores se dedican a la cosecha y procesamiento del grano, pero la comercialización fuera del cantón está paralizada. Por ello, el COE cantonal ha suministrado víveres a esas familias.

El saldo de la pandemia en Chilla hasta el momento es de cuatro casos sospechosos que están siendo atendidos en el Centro de Salud de la localidad. Los pacientes se encuentran estables y presentan síntomas habituales del virus como la pérdida de olfato, informó el alcalde Richard Cartuche. El cerco epidemiológico ya está activado.

Chilla está ubicado entre dos cantones que tienen decenas de casos confirmados de COVID-19: Pasaje, con 134, y Zaruma, con 111 (hasta el sábado pasado). El COE cantonal dispuso túneles de desinfección en las entradas al pueblo. Todos los visitantes deben bajarse de los vehículos y pasar por esas cámaras antes de ingresar al poblado.

Otros túneles están disponibles en el interior de la cabecera cantonal. Los habitantes deben pasar por ahí cuando salen de sus hogares.

Varios expertos han señalado que esos instrumentos no son eficaces para combatir el virus y pueden resultar riesgosos para la salud. La Pontificia Universidad Católica del Ecuador hizo una publicación en ese sentido, en abril.

El alcalde defiende la media. "Si ha sido mala la utilización de esos líquidos, ¿cómo hemos detenido la pandemia para que no llegue a cobrar ninguna víctima en Chilla? Nosotros hemos tenido buenos resultados", argumenta.

La actividad económica no se ha detenido en este cantón. Los agricultores y ganaderos sacan sus productos los fines de semana a Pasaje y Machala con ayuda del Municipio para el transporte, apunta Cartuche. "Es un riesgo (para el contagio) -reconoce-, pero no podemos dejar que la gente se muera de hambre".