Las medidas para limitar la propagación del COVID-19 han provocado cambios en la vida cotidiana de los niños en Latinoamérica, incluido Ecuador. En la mayoría de los países de ingresos medios y bajos, las guarderías y escuelas han cerrado físicamente y no se ha podido mantener una educación virtual constante; además, varios servicios sociales se han visto interrumpidos o aplazados y los niveles de estrés y violencia han aumentado.