Un mes antes de que se desatara la emergencia sanitaria por el COVID-19, el argentino Mariano Smith llegó a Guayaquil para dirigir las operaciones de Unilever en Ecuador. La multinacional, que tiene una fábrica de helados y detergentes en la ciudad, funciona con una parte de su plantilla laborando desde sus hogares y otro grupo esencial en las factorías. Smith, quien gerencia una empresa que en el país tiene ingresos por encima de los $ 330 millones, señala que este modo de laborar tal vez perdure en lo que resta del año. Esa nueva forma de trabajo es uno los desafíos que impone convivir con una pandemia, que también ha generado cambios en el consumidor. El ejecutivo indica que allí también hay otros retos para las empresas.

El COVID-19 ha obligado a las empresas a repensar sus estrategias en medio de un contexto de una compleja situación financiera. ¿Cómo ha reaccionado Unilever en Ecuador ante este escenario?
El COVID-19 no ha terminado. El nivel de incertidumbre de cuál sea la solución definitiva sigue latente. Esperemos que el primer impacto fuerte que tuvo en las economías y sociedades y de haber cerrado las actividades se haya empezado a liberar. En Unilever la primera prioridad que tuvo la compañía fue proteger a sus empleados a través de distintos protocolos en sus operaciones. Nos enfocamos en garantizar el abastecimiento. Lo que se empieza a ver es una recuperación en la economía, pero es quizá más lenta de lo que nosotros esperamos, pero hay que acompañar a esa recuperación.

La pandemia trajo cambios en los patrones de consumo. ¿Qué variantes ustedes han identificado en Ecuador?
Hay muchas cosas relacionadas con la gente estando más en sus casas, y la gente con nuevas necesidades que tienen que ver con higiene y cuidado personal. La gente en casa hizo crecer en forma importante las categorías de alimentos. Las categorías de higiene como jabón, geles, aumentaron sus niveles de consumo. En el cuidado del hogar creció lo que tiene que ver con la sanitización, desinfección del hogar. Dentro de eso, hay hábitos que son temporales y otros que van a desaparecer. Hay tendencias que no están aún claras.

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En épocas de crisis el consumidor tiende a buscar productos que se ajusten a su realidad económica. ¿Cómo responden a estos cambios que tiene el bolsillo del consumidor?
Es nuestra responsabilidad hacerle llegar nuestras marcas a todos los consumidores y acercar productos que estén a la altura del momento que están viviendo. Nosotros tenemos en casi todas las categorías productos que se venden debajo de un dólar, que en los momentos donde el dinero escasea, son los que el consumidor consume, porque reduce la frecuencia de compra. Compra más veces, pero menores cantidades. Y ese el tipo de portafolio que nosotros estamos potenciando. Es importante tener un portafolio de marcas con distintos rangos de precios.

¿Cómo las empresas pueden trabajar en la inclusión en estos tiempos?
Como parte de nuestro plan de vida sustentable hay un eje que tiene que ver con la diversidad y la inclusión. Tenemos distintos programas para ir mejorando. Hace poco firmamos con la Municipalidad el programa Pingüino y emprendedores comunitarios, que se enfoca en mejorar calidad de vida de aquellas poblaciones en riesgo. Con esos programas sumamos a nuestra fuerza de venta de helados a adultos mayores o madres con hijos con discapacidad. Internamente nosotros trabajamos en la igualdad de género, facilitar las oportunidades independientemente del género que tengas.

¿De qué manera ustedes están aprovechando el uso de productos ecuatorianos con potencial?
El chocolate ecuatoriano es reconocido afuera por calidad, por su sabor. Hemos lanzado una variedad de Magnun con chocolate ecuatoriano, que está teniendo una importante aceptación muy buena. Es importante promover esto en el exterior. Es una propuesta que también podría estar siendo exportada a otros mercados, pero ese es en un ejemplo de cómo estamos trabajando en temas que tienen que ver con lo local.

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En estos meses comenzaron a elaborar productos como gel antibacterial, con laboratorios locales. ¿Esto es algo cíclico o una nueva línea que están tratando de potenciar?
En el caso de geles vimos una necesidad de un segmento de producto que estaba creciendo en forma exponencial. Y como no teníamos la capacidad interna de poder desarrollar este producto fuimos a buscar un tercero que colabore con nosotros. Es un tema de oportunidad y todo lo que podamos fabricar localmente lo podemos hacer.

¿Qué nuevos desarrollos tiene Unilever en Ecuador?
Este año lanzamos una marca nueva en detergentes, lanzamos una nueva variedad de nuestra marca de acondicionadores de ropa, relanzamos Deja con una nueva línea de productos, el gel antibacterial, el Magnun con chocolate ecuatoriano... Este tipo de iniciativas son parte del curso de nuestro negocio y vamos a seguir invirtiendo e innovando.

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El confinamiento aceleró el uso de las compras online. ¿De qué manera se están acoplando a ese nuevo escenario?
Claramente, por un tema de necesidad, hubo un cambio en lo que tiene que ver con el comercio electrónico y con que nos acerquen los productos a la casa. Ecuador estaba en una etapa incipiente. Hay aquellos que tienen pisos de ventas, como los supermercados que tienen sus plataformas, las de e-comerce y otras que llegan directo al consumir. En estas tres aristas estamos trabajando, porque vemos una oportunidad de desarrollo.

¿Cuáles son los desafíos que cree tienen las empresas ecuatorianas en lo que resta del 2020 y de cara al 2021?
El primero tiene que ver con hacer llegar los productos a todos los consumidores, donde la crisis ha golpeado en forma importante; se deben hacer productos accesibles y el desafío de recuperar aquellos negocios que se vieron más impactados. También se debe entender lo que tenga que ver con las nuevas formas de trabajo, el futuro del trabajo. El estar trabajando desde casa ha comprobado que hay muchas cosas que se pueden hacer de esta forma y en algunos casos representan una ventaja. (I)