La ministra de Educación, Monserrat Creamer, sostiene que debido a la pandemia y a las necesidades de infraestructura aún no es momento de pensar en una fecha para el retorno de los alumnos de los establecimientos fiscales a clases presenciales. Afirma que cuatro de cada diez unidades educativas del Estado están en buen estado, pero que el resto requiere de mantenimiento más a fondo o una inversión de entre 15 y 18 millones de dólares.

P: Durante la pandemia, ¿cuántos estudiantes se cambiaron de instituciones particulares a fiscales?

R: Ha habido un fuerte impacto, es verdad. Si juntamos a los ciclos Sierra y Costa tenemos un total de 198.036 estudiantes que han pasado del sector fiscomisional, municipal y particular al sector fiscal. El más afectado es el sector municipal, luego el fiscomisional y después el particular.

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P: ¿No hay una saturación de las instituciones fiscales?

R: Sabíamos que esto iba a pasar y nos preparamos; incluso, con cerca de 500.000 cupos a nivel nacional para garantizar el derecho a la educación de nuestros niños y niñas. Además, en la Ley Humanitaria se establece que si las familias no logran cumplir con los compromisos adquiridos con instituciones (privadas), pueden solicitar al Ministerio de Educación la evaluación de su expediente para que los estudiantes sean ubicados en un establecimiento fiscal.

P: También hay casos de abandono de la escuela. ¿Cuántos niños y jóvenes dejaron sus estudios?

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R: Recordemos que a partir del 12 de marzo, al declararse el estado de emergencia y de excepción, nunca paramos y seguimos con (el plan) Aprendemos Juntos en Casa. En el ciclo Sierra que finalizó implementamos el sistema de portafolio (un registro de las tareas de los alumnos, que debe ser enviado al Ministerio), para tener cifras seguras. De 1'860.000 estudiantes, solo 1.475 no entregaron su portafolio y están en alto riesgo de abandono escolar. Aunque lo mejor hubiese sido ninguno, no es mucho en proporción. A la fecha, la matrícula se incrementó y, en total, en Sierra y Costa hay 133.069 estudiantes nuevos, sobre todo, de educación inicial y primeros años de educación básica. Sin embargo, estamos muy conscientes de que la crisis y el confinamiento también van desmotivando y desconectando a nuestros estudiantes. En la Costa están haciendo entrega de portafolios. La cifra definitiva de cuántos han dejado el sistema educativo la tendremos en una o dos semanas.

P: Existen maestros que van a centros de cómputo, porque no tienen internet en sus domicilios y, sin embargo, sufrieron un recorte salarial. ¿Qué tipo de compensación habrá para estos profesores?

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Más que un recorte salarial hubo la reducción de una hora, a diferencia del resto del sector público, donde fueron dos horas. Estamos muy conscientes de que, obviamente, eso afecta la economía familiar, pero para eso redujimos todos los trámites que los docentes tienen que hacer... y vamos a emitir un nuevo acuerdo para que solo se enfoquen en su labor pedagógica, de manera que no tengan que realizar otro tipo de trabajos. Otra cosa: estamos con el proyecto Conectando al Futuro, para financiar puntos de acceso. Además, en el marco de la emergencia, nuestros docentes han permanecido en casa y pueden organizar su tiempo y sus recursos; no están gastando en movilización ni en refrigerios o alimentación extra.

P: ¿Existe presupuesto para los establecimientos fiscales que quieren un retorno progresivo a modalidad presencial?

R: Tenemos un diagnóstico claro sobre los rubros en que hay que invertir. En la Costa, por ejemplo, sabemos que no van a regresar (a clases presenciales), prácticamente, hasta finalizar este año lectivo. Tampoco en la Sierra; yo creo que al menos hasta el próximo año calendario. Tenemos rubros establecidos según el tamaño de cada institución y estamos trabajando con el presupuesto del Ministerio de Educación y ayudas de multilaterales, fundaciones y cooperación internacional. Aún no hay una fecha de retorno, sino solo cuando las instituciones estén listas, las comunidades estén de acuerdo, las instituciones tengan infraestructura necesaria, los docentes estén capacitados. Y siempre será opcional, para que la familia decida. En el sector fiscal, el 40 % de nuestras unidades educativas que están en muy buen estado, el 30 % necesita un mantenimiento más profundo y otro 30 % necesita inversión en infraestructura. Estamos hablando aproximadamente de 15 a 18 millones de dólares de inversión general.

P: ¿Cómo evalúa la educación en general?

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R: Se están afectando destrezas básicas, como la comprensión lectora o el razonamiento matemático, pero también se han desarrollado nuevas habilidades para la vida. Hemos transformado el currículo y actualizado las competencias digitales. No todo es negativo, estamos haciendo todo lo posible para que haya una transformación e ir consolidando lo positivo. Recordemos las críticas que hacíamos a la educación tradicional: mucho contenido, memorización, cosas que no servían... Ahora estamos centrados en aprendizajes en la vida misma. Lo primero que hay que tener es resiliencia. Me refiero a que esta es la situación, no hay a dónde escapar, todavía no tenemos la posibilidad de irnos a Marte ni a la luna. (I)