El ex vicepresidente de la República, Alberto Dahik, es ahora miembro del Consejo Asesor Económico ad honorem del Gobierno, junto con Augusto de la Torre y Vicente Albornoz. Dahik regresó al país en el 2011, luego de un exilio en Costa Rica. Ahora es director de la escuela de posgrado de la Universidad Espíritu Santo y director del Centro de Estudios Económicos y Sociales para el Desarrollo, de la misma institución. El exvicepresidente considera que el Consejo podría ayudar a delinear las grandes reformas que debe hacer el país en torno a temas como la Seguridad Social, la optimización del Estado, subsidios, entre otros. Considera que hay que buscar fuentes alternativas de financiamiento, pues con China sería difícil concretarlas.

¿Cómo le llega la invitación a ser parte del Consejo Económico?

El Consejo fue creado con el objetivo de tener gente que esté fuera del Gobierno, sin interés político, para que puedan dar un criterio objetivo, totalmente libre, a fin de que el presidente, y los ministros puedan tener criterios independientes y con alto contenido técnico. Entonces, la invitación vino desde el presidente, a través del ministro de Economía, y le dije que a mí me parecía una obligación desde mi calidad de exmandatario ser parte de él; precisamente porque no tengo limitación de expresarme libremente, ni dependencia alguna con el Gobierno.

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El Consejo se creó en la coyuntura de la negociación con el FMI y la renegociación con bonistas, ¿ahora cuáles serían los temas clave?

En estos momentos, yo veo que el Gobierno tiene poco capital político en un momento preelectoral para realizar las grandes transformaciones que le lleven al Ecuador a reinventarse y salir de la muy compleja situación que vive. Estas grandes transformaciones van por la gran reforma a la Seguridad Social, por un nuevo régimen laboral, una nueva ley que norme la vida del Banco Central y de las entidades de control. Además se requiere una reforma profunda a la estructura y sistema de tasas de interés. Asimismo, apoyo a la gran minería e inversión extranjera. También está el tema de proseguir en una búsqueda de libre comercio, una reducción sistemática, organizada y eficiente del sector público: hay entidades y departamentos que deben desaparecer, son un estorbo. También se debe concretar la eliminación de susidios. Todas son cosas muy importantes.

Pero el Gobierno ya no alcanzaría a estas reformas...

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El Gobierno sí tiene espacio para dejar planteados los temas con propuestas serias. Quienes estamos en este consejo independiente podemos ayudar a diseñar estos grandes lineamientos para que la sociedad reflexione. No se trata de que un Gobierno cambie las cosas, pues estos grandes cambios solo se podrán hacer cuando la sociedad en su conjunto acepte las reformas y las empuje con convicción.

¿Cuáles serían los temas más inmediatos, por dónde empezar?

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Nosotros opinamos sobre lo que nos piden. Como cuando usted va al médico, primero debe escucharla, y luego le dice qué medicina tomar. De estos temas los hemos conversado a fondo con economistas que no estamos jugando a la política ni a la demagogia, que no estamos en la campaña ni buscando votos. Pero si usted me dice qué es lo urgente: diría es precautelar la caja fiscal. Tratar de que sea con créditos de China o fuentes alternativas, tengamos liquidez para que la transición sea lo más ordenada y menos desesperada posible. Esto, porque no hay espacio para un gran endeudamiento el próximo año. Hay que buscar más alternativas si la China no hace lo que debería hacer. Conociendo como es la China, el más mercantilista e imperialista país que haya visto, seguramente no nos van a dar ayuda.

¿Cuáles podrían ser esas alternativas?

En lo que a mí compete voy a sugerir fuentes alternativas, utilizando esa misma situación del petróleo. Ver si hay una opción alternativa. El Gobierno tiene un ministro de Energía muy conocedor, una persona de calibre internacional y un ministro de Finanzas con conocimiento para que dada la realidad petrolera se pueden buscar fuentes que le convengan al Ecuador.

Su designación ha causado polémica, pues en la memoria está el tema de los gastos reservados, ¿qué les diría a las personas que recuerdan este capítulo?

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Les diría que la Corte Suprema de Justicia en el 2005 anuló el juicio. Que por la persecución política la anulación fue anulada. Sin embargo, nuevamente la Corte anuló el juicio en el 2012 el juicio. Dos veces la Corte ha sido anulada, hay que ser necio para decir que había sustento. Esa fue una clara persecución política que todo el país lo reconoce, excepto personas que tienen intereses. Yo dije que abría mis cuentas del mundo y que quien quisiera las puede investigar. Hoy pido que se saque alguna evidencia de que algún dólar haya sido dirigido a pariente o alguna persona vinculada a mí.

Sin embargo, lo que usted había contado era que le tocó al Gobierno hacer pagos a los asambleístas…

No. Lo que yo denuncié era que los asambleístas pedían partidas extras para hacer obras, lo cual no era ilegal. Pero yo me empecé a dar cuenta con el tiempo que eran obras dudosas, y que eran obras que se habían hecho varias veces. Ahí dije yo que esto era un chantaje y no puede seguir. No se le daba dinero a ningún legislador. Cuando yo denuncié lo que pasaba en la Asamblea terminé en el exilio. El tiempo me ha dado la razón, tuve la valentía de denunciar ese sistema hace 25 años. (I)