La verdad ha perdido credibilidad.

La mentira es más creíble.

Esa mentira, ¿funciona en el mundo de las marcas comerciales, corporativas, institucionales, políticas?

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El Edelman Trust Barometer Special Report: Brand Trust in 2020 reveló que los consumidores esperan que las marcas actúen y defiendan la verdad.

Los consumidores pandemials esperan que las marcas sean un catalizador en las amenazas generadas por la digitalización de procesos, de ofertas y de contenidos.

Pero, ¿cuál verdad?

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Las redes sociales han multiplicado exponencialmente los fake news, malvertising y chismes. El estudio de MIT “The spread of true and false news online”, publicado en la revista Science, concluía el 2018 que la información falsa superaba a la información cierta en Twitter.

Estudios recientes de Pew Reasearch, Nielsen y otros vinculados a consumo de medios revelan que la línea divisoria entre medios (tradicionales) y social media (redes sociales) empieza a borrarse.

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Y mucha gente no puede diferenciar fake news, noticias y opinión.

André Maurois, novelista y ensayista francés, decía que “sólo hay una verdad absoluta: la verdad es relativa.”

Y un sociólogo en la Universidad de Indiana sostiene que históricamente la gente ha encontrado la verdad en lugares. La verdad está en la iglesia para los creyentes. Está en Silicon Valley para los techies. Está en la cancha para los futbolistas.

Hoy, la verdad, ¿está en su timeline de Facebook o Twitter o en el mensaje de Whatsapp?

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Lo cierto es que asignamos mayor certidumbre a aquellas narrativas que coinciden con nuestra personal perspectiva de la vida y de cómo deben funcionar las cosas. Aun ante el peso de la fatiga comunicacional que generan las marcas –desde call centers, mensajes SMS, marketing de influencers, hasta publicidad invasiva en su timeline–.

Usted cree en lo que ya cree.

Además –siendo consumidores (receptores), prosumidores (emisores) y difusores (intermediarios) de contenidos– la cantidad de medios y mensajes crece exponencialmente. Y de manera asimétrica.

Por ello la comunicación de las marcas debe ser más relevante, generar más interés y defender la verdad.

La comunicación de las marcas debe reconocer que los pandemials viven en incertidumbre. Y esta incertidumbre, como dice estudio de Fleishman Hillard (2020), está vinculada a la (in)seguridad por su salud y economía.

La comunicación de las marcas debe defender la verdad. O –al menos– alfabetizar sobre evidencia, opinión, comentario, mentira y verdad. (O)