Desde este sábado 5 de abril los productos ecuatorianos, y de más de 180 países, que lleguen al mercado estadounidense deben pagar un arancel adicional que el gobierno de Donald Trump impuso a países que son sus socios comerciales e incluso con los que tiene acuerdos de libre comercio u instrumentos similares vigentes.

En el caso del Ecuador será del 10 %. Y casa adentro, los sectores público y privado ecuatoriano trabajan para mitigar el efecto y en mediano y largo plazo revertir ese sobrecargo. Mientras eso sucede, hay productos que ya pagarán el arancel y otros que tal vez no lo hagan a pesar de que arriben después del 5 de abril.

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¿Cómo funcionará el pago del arancel en estas primeras horas de la medida?

El presidente del directorio de la Corporación de Gremios Exportadores del Ecuador (Cordex), José Antonio Camposano, explica que hay productos que llegarán en función de cuando fueron embarcados, y el pago del arancel se basará en una norma específica que también fue emitida por la Casa Blanca que indica que los productos que lleguen y se desaduanicen en EE. UU. a partir de las 00:01 del 5 de abril pagarán el arancel dependiendo del país de origen.

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No obstante, señala que habrá mercancías que aunque arriben después del sábado no pagarán el recargo siempre y cuando hayan sido embarcadas o hayan estado en tránsito desde antes del 5 de abril, por temas de comercio que indican que no se puede aplicar un arancel de manera retroactiva.

Una mercancía se declara en tránsito cuando está embarcada en el buque, aunque este no haya salido del puerto de origen, y si la carga está en el muelle de origen para cuando se cumpla la fecha señalada para el inicio del cobro del arancel, sí se cobrará el recargo a su llegada a destino, explica.

Sin embargo, aclara que podría suceder que aunque haya productos que lleguen después del 5 de abril y no paguen el arancel debido a que estaban en tránsito o embarcados antes de esa fecha, los importadores podrían subir su precio en percha. A este ‘fenómeno’ se le llama costo de sustitución.

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“Si soy un importador y estoy pagando los aranceles como importador y sé que cuando compre nuevamente un inventario para sustituir el que tengo, tengo que asumir un 10 % adicional, automáticamente ya encarezco el precio en percha porque necesito pagar más para el siguiente inventario que sustituya el actual”, indica Camposano.

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Añade que lo mismo sucedería en el caso contrario en Ecuador. “Si estoy con un DDP (Delivery Duty Paid) -un esquema de exportación con todos los impuestos pagados- voy a tener que subir el precio de mi producto porque el siguiente que venga ya pagará el arancel, entonces, hay una ventana de tiempos, que si bien aunque no paguen (el arancel) le cobro más porque hay el efecto de sustitución de inventario y también el hecho de que si no estuvo en tránsito para la fecha ya sé que ese producto que llega paga el 10 % de arancel”.

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Expectativas de cómo reaccionarán los mercados

El titular de Cordex aclara que es muy difícil proyectar cómo se comportarán el mercado estadounidense y otros a nivel global: lo primero es tener claro que la medida no es definitiva, por lo que si Ecuador parte con una ventaja por tener un arancel más bajo que el de sus competidores, en cualquiera de sus productos que exporta a EE. UU., sea camarón, banano, cacao, etc., puede variar.

Por ejemplo, los competidores del sector camaronero son India, Indonesia y Vietnam, que tienen un arancel del 26 %, 32 % y 46 %, respectivamente. “Si estos países para la próxima semana negocian (con EE. UU.) y quedan al 10 % nos cambia el escenario, primero hay que tener claro que esta es una situación del día a día, coyuntural, que va a continuar modificándose en el tiempo, por eso el mensaje de tener la certeza a través de un mecanismo que nos garantice a largo plazo”.

Añade que el empresario no puede planificar ni invertir más si no hay certezas, y por tanto tampoco puede proyectar resultados en función a una información que solo se conoce en papel y no en la práctica. “Un arancel en camarón, del 0 % al 10 %, y un arancel muy superior de otros países competidores, pero también recordar que en la región hay países centroamericanos que también ofrecen camarón tienen 10 %, entonces hay que tener ese contexto bastante claro”.

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Mientras, la única certeza que existe al momento es que las empresas exportadoras de camarón, banano y otros productos y sus clientes en EE. UU. están revisando los contratos que firmaron bajo el esquema DDP -con todos los impuestos pagados- antes de la medida anunciada por el presidente Trump, por la inclusión de este nuevo arancel. “En estos momentos precisamente las empresas están discutiendo con sus compradores por el tema de los términos en los contratos, posiblemente eso cambiará porque el arancel al ser movible entonces no se negociará bajo el DDP. Es muy complicado hoy proyectar qué va a pasar con las exportaciones a los EE. UU. a pesar de que sí existe un diferencial importante y que en el corto plazo pudiera generar más atractivo hacia el producto ecuatoriano, pero esto genera otros efectos colaterales”.

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Uno puede ser el cambio de hábitos de consumo en Estados Unidos que afecte la demanda del producto, y otro puede ser el efecto dominó que la medida tenga en otros mercados. En este último caso puso como ejemplo al sector atunero nacional, que aparentemente tendría una ventaja competitiva frente a países asiáticos, sus competidores en EE. UU.

Sin embargo, estos países están en proceso de negociación de tratados de libre comercio con Europa, donde se había excluido específicamente el atún, y hoy, con estos aranceles de EE. UU., posiblemente se revise esa posición y Europa ya no acepte la exclusión del atún debido a la pérdida del mercado norteamericano. “¿Qué significa eso para la industria atunera ecuatoriana? El 60 % de su mercado es Europa y ahora tienen un competidor muy agresivo tocando la puerta, un motivo de preocupación para el sector atunero, no tanto el arancel, sino los efectos colaterales que generan en otros mercados”.

Gobierno: “Vamos a establecer estrategias efectivas para cada sector”

Por su parte, el ministro de Economía y Finanzas, Luis Alberto Jaramillo, señala que se está analizando de manera conjunta entre su ministerio y el de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca cuál será el impacto “para cada tipo de producto”. “Esto se está dando ya en este momento, para esto son estas reuniones (entre sectores público y privado)... Vamos a establecer estrategias efectivas para cada sector, hay que hacerlo a la medida de cada uno”.

Luis Alberto Salvador, vicepresidente de la Cámara de Industrias de Guayaquil, también tiene una lectura de los efectos de los aranceles de Estados Unidos. Asegura que los empresarios estadounidenses tendrán que salir a buscar en la oferta mundial dónde consiguen productos con la calidad y el precio más adecuado en este nuevo entorno, lo que puede beneficiar a la oferta exportable ecuatoriana.

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“Ellos (los comercializadores estadounidenses) también son aliados de los productos ecuatorianos que también son líderes, como el camarón, el banano y el cacao, por lo tanto el esfuerzo no solo viene desde el lado ecuatoriano, también viene del lado americano. Esos negocios de EE. UU. viven de lo que compran a los distintos mercados, por lo tanto les va a interesar, de una forma u otra, lograr mantenerse en el mercado americano y no dejar de existir”, explica Salvador.

Y resaltó que EE. UU. se diferencia de otros países en que su sector privado tiene un rol importante en la construcción de políticas públicas. Apunta otras ventajas de Ecuador: la cercanía geográfica con EE. UU. que facilita la logística versus otros mercados más lejanos y además que el impacto de esta medida tendrá una repercusión en la moneda de los distintos países, lo que no sucedería con Ecuador por estar dolarizado. (I)