Rosario González trabaja en el Mercado Central desde hace más de 65 años, cuando ayudaba a su mamá en su puesto de jugos. Este jueves, 18 de abril, desempolvó su antiguo generador para irse a trabajar. Lo tenía guardado 15 años y aún sirve.

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Es su segundo generador. El primero lo adquirió en los apagones del año 1993, en el gobierno de Sixto Durán-Ballén, pero fue parte de lo que perdió cuando le robaron en su domicilio. Así que para enfrentar los apagones que se dieron en el 2009, en el mandato del expresidente Rafael Correa, compró otro y ese generador es el que usa ahora para no perder sus ventas ni a sus clientes.

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Ataviada con un delantal de color azul, Rosario explica que para comprar el generador en esos años invirtió $ 285, y con ese aparato provee de energía a su local y al de su esposo que está ubicado en el segundo piso del mercado donde también hay caseritas que expenden abastos.

No es la única que llevó generador al mercado para reducir el impacto de los apagones que volvieron al Ecuador esta semana ante la crisis energética. Para este jueves los cortes eran desde las 13:00 a 21:00, en el sector de La Marín en Quito.

Patricia Gordón, presidenta del Mercado Central en Quito, alerta que las ventas en todo el mercado se redujeron en un 50 % por el impacto de los racionamientos eléctricos que se registran desde el sábado anterior sin previo aviso y desde el martes de forma oficial.

Por eso, todas las vendedoras se organizaron pidiendo menos productos a los proveedores mayoristas a fin de expender productos frescos y no causar desperdicios ni pérdidas en el negocio.

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Rosario cuenta que por estos cortes de energía que experimenta el país desde el fin de semana pasado redujeron sus ventas a la mitad, en su caso de $ 50 que vendía en un día normal, hoy con los apagones únicamente tiene un ingreso de $ 25. Así siente que empeora la economía de ellos y del país.

La presidenta de este centro de abastos relata otra forma en la que se han organizado en el caso de las tercenas, puestos de cárnicos, de pescados y otros productos similares. Para mantener el producto congelado han optado por la compra de bloques de hielo, los cuales permiten conservar estos alimentos, de manera que no se arriesgue o comprometa la calidad del producto o que se llegue a descomponer.

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Ella lamenta que “desde el paro del año 2019, la pandemia y los últimos paros, no nos han permitido tener una reactivación económica, las facturas de agua y luz del mercado recién después de la pandemia pudimos pagarlas, y ha sido golpe tras golpe y ahora empiezan nuevamente los apagones”.

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Además, comenta que los trabajadores informales han acaparado las ventas, que en primera instancia han invitado a entrar al mercado ofreciéndoles un lugar en el que puedan trabajar de manera formal, pero que ellos prefieren continuar con sus ventas afuera, porque dicen que venden más.

Varios vendedores del lugar también expresan su malestar por los cortes eléctricos y, sobre todo, el temor de que haya problemas en el abastecimiento del agua potable.

Ambas caseritas, junto a otros vendedores, invitan a los quiteños a que los visiten, que los esperan con productos frescos; además dicen que los atenderán con toda la calidez y condiciones dignas que un cliente merece, tales como salubridad, productos frescos, amabilidad y calidad. (I)

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