Un estudio elaborado por investigadores de la Escuela Politécnica Nacional confirma que los créditos que conceden los bancos privados impulsan el crecimiento de la economía e influyen en el producto interno bruto (PIB), mediante un aumento de la inversión y el consumo.

El informe concluye que cada 1 % de incremento en crédito bancario se traduce en un crecimiento del 1,30 % del PIB, a través de la inversión, y el 18 % mediante el consumo de los hogares.

El estudio se denomina Crédito bancario como motor del crecimiento económico en el Ecuador y fue presentado el jueves 5 de junio, durante el tercer congreso de la Asociación de Economía del Ecuador (AEE), que se realizó en la Universidad San Francisco de Quito.

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Para el análisis, los investigadores examinaron cifras desde el primer trimestre del 2023 al segundo trimestre del 2024 relacionadas con el PIB, formación bruta de capital fijo (FBKF) y el gasto de consumo de los hogares.

Se incluyeron variables financieras y del sector externo, como la cartera de crédito bruta de los bancos privados, liquidez, exportaciones e importaciones. “El crédito orientado a la inversión tiene un impacto de crecimiento económico siete veces mayor que el destinado al consumo”.

La economista Marcela Guachamín, una de las tres autoras, expuso el informe y explicó que el objetivo fue evaluar cómo un aumento en la cartera de créditos afecta el consumo y la inversión.

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El estudio subraya la necesidad de orientar más créditos hacia la producción, ya que esto dinamiza mejor la economía.

En ese sentido, se sugiere que una adecuada colocación de crédito puede mejorar la calidad de vida y fomentar el crecimiento económico, especialmente en sectores como las pequeñas y medianas empresas.

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Además se plantea la necesidad de revisar cómo se fijan las tasas de interés, con el fin de mejorar el acceso a financiamiento.

“Este análisis sirve para generar ciertas normativas o directrices de colocación de crédito. Y, también, para evaluar que es importante el consumo, porque nos ayuda a generar beneficios en la calidad de vida. Hay circulación de dinero, gasto, pero, al mismo tiempo, necesitamos producir y tener el enfoque de inversión, de generar ingresos, de generar ganancias con una actividad económica”, resumió.

La autora también destacó el papel crucial que desempeñaron las exportaciones, como el cacao, para mitigar la contracción del PIB en 2024. Por ello, reiteró que es prioritario direccionar los créditos productivos hacia la generación de valor agregado y sostenibilidad.

Marco Rodríguez, presidente ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca), resaltó que la investigación puso en números algo que los economistas, analistas y la gente involucrada con el sistema financiero ya intuían: “El crédito es un dinamizador importante de la economía. Es importante un estudio como este porque muestra que las políticas públicas deberían diseñarse para impulsar el crédito, generar mayor inclusión financiera, lo cual va a generar encadenamientos productivos. Es el aporte fundamental en este momento de necesaria reactivación”.

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Uno de los principales obstáculos identificados son los techos a las tasas de interés que limitan el acceso al crédito formal y llevan a las personas a recurrir a financiamiento informal, señaló el vocero de Asobanca.

Comentó que la discusión sobre tasas de interés debería ser técnica, no política, y que el entorno actual puede ser propicio para abordar este tema, especialmente en un contexto de búsqueda de reactivación económica.

Para Carlos Uribe Terán, profesor de la Universidad San Francisco y miembro de la Asociación de Economía del Ecuador, las investigaciones económicas dan cuenta de la necesidad de un cambio en el modelo de desarrollo hacia un mayor papel del sector privado, especialmente a través del crédito.

Más allá de las limitaciones que representa el sistema de techos a las tasas de interés, Uribe anotó que para mejorar el acceso a financiamiento los esfuerzos también deben enfocarse en el desafío de la inclusión financiera, enfatizando la importancia de diseñar productos financieros que se adapten a la realidad del país para evitar que los nuevos usuarios terminen en una situación peor.

A diciembre de 2024, la cartera bruta de los bancos cerró con $ 45.934 millones, con una variación anual del 9 %. Del total de la cartera, el 44,3 % fue para crédito productivo y el 41,7 %, para consumo, según datos de Asobanca.

Para abril de 2025, la cartera se ubicó en $ 47.371 millones, arrojando una variación anual del 10,5 %. El 45,7 % de los créditos está destinado al segmento productivo y el 40,9 %, al consumo.

Los cuatro primeros meses de 2025 estuvieron marcados por la incertidumbre generalizada debido a la crisis energética del año pasado y el proceso electoral.

Dado que, hasta el momento, no hay indicios de nuevos apagones y existe certeza en el plano político, Rodríguez dijo que se prevé que el segundo semestre de 2025 muestre signos de recuperación en los indicadores económicos y un aumento en la oferta y demanda de crédito. (I)