Con cupos y solo con empresas reguladas se importaban armas y municiones para uso civil antes de la prohibición del 2007

Después de dieciséis años se vuelve a hablar del porte de armas en Ecuador. Fue el 6 de junio del 2007 cuando a través del Acuerdo Ministerial 619 se suspendió temporalmente la importación de armas y municiones en el país y además se gravó a estos artículos con el 300 % del impuesto a los consumos especiales (ICE). Luego, en el año 2012 se realizó una reforma para los deportistas y clubes de tiro.

Así lo recuerda Daniel Zunino, parte de la cuarta generación de la empresa Comercial Zunino, que se dedicó desde 1905 a la importación de armas y otras mercaderías. Ahora el tema del porte legal de armas para civiles vuelve a cobrar vigencia con el anuncio del presidente de la República, Guillermo Lasso, el 1 de abril pasado, con la modificación del decreto para permitir una vez más el porte y tenencia legal de armas de uso civil.

¿Qué efectos podría causar el porte de armas de la sociedad civil en Ecuador?

También quienes se dedicaban al negocio de importar armas antes del decreto del 2007 se mantienen a la expectativa y algunos que realizaban otras actividades comerciales no descartan retomar este giro de negocios. Un eximportador de armas que prefiere la reserva de su nombre menciona que estuvo en ese negocio alrededor de quince años y se mantuvo hasta el 2015 cuando decidió dedicarse a otra actividad comercial ligada a la exportación de productos.

El empresario recuerda que importaba armas desde Estados Unidos, Inglaterra y Singapur para uso particular, militar y policial.

“Importar armas al país tenía muchos filtros que se tenían que cumplir. Filtros de seguridad, filtros de control tanto a la exportación como la importación, era altamente regulado todo el proceso”, menciona el eximportador, quien sobre la demanda en ese tiempo indica que había épocas malas y buenas, pero todo dependía mucho del factor de liquidez.

“Muchos de mis clientes eran deportistas, para cacería. Esos eran los clientes más habituales, algo de compañías de seguridad, pero principalmente eran para deporte, o sea, para tiro al blanco”, revela el empresario, quien asegura que siempre existe la posibilidad de retomar este giro de negocio, aunque reconoce que al ser la parte regulada de la actividad se tienen que obtener muchos permisos y la adquisición de armas por parte de los clientes es muy demorada por todas las pruebas sicológicas, de tiro y otros exámenes que deben cumplir.

Pero, independientemente de si retoma esta actividad luego de 16 años, el empresario está de acuerdo en que la ciudadanía civil pueda portar armas, pues lo considera un factor disuasivo contra la delincuencia.

“Obviamente el delincuente no sabe si es que la casa a la que quiere robar o el negocio al que quiere asaltar cuenta o no al momento con armas. Entonces se vuelve un tema bastante disuasivo en ese aspecto. En el campo te diría que es bastante positivo también, porque obviamente también genera acciones disuasivas”, comenta.

Con él coincide Zunino: “En aquella época (inicios de Comercial Zunino) era inconcebible pensar que un comerciante o agricultor no tenga un arma para su defensa personal, era su herramienta de trabajo, las armas eran unos de los tantos productos que importaba nuestra firma, junto con la ferretería agrícola, químicos, licores y otros insumos industriales, como un gran supermercado mayorista”, explica el empresario, quien señala que luego de la prohibición de importar armas el negocio se dedicó a la venta de productos de ferretería y otras inversiones.

Zunino también da una visión de cómo era el negocio de importación y venta de armas antes del 2007.

Recuerda que los importadores tenían que cumplir una serie de pasos para obtener su permiso, debían tener una conducta intachable, de lo contrario no calificarían jamás. Rectitud, honestidad y respeto eran las virtudes que debía mostrar una empresa que se dedica a esta actividad. No podía existir ambigüedad u otros fines comerciales no relacionados, las oficinas cerradas no eran permitidas, se debía mostrar su local abierto con atención al público en edificios comerciales con infraestructura y el tipo de edificación adecuada para almacenar municiones y explosivos, permisos de bomberos y patentes municipales, afiliaciones a la Cámara de Comercio de Guayaquil, entre otros requisitos.

https://www.eluniverso.com/noticias/seguridad/quito-efectos-portar-armas-civiles-ecuador-medidas-urgentes-seguridad-nota/

“Las personas tenían la opción de visitar el almacén y ver qué tipo de arma le interesaba para su seguridad personal o trabajo. Se realizaba la negociación siempre y cuando estos cumplan todos los parámetros: examen psicológico, pruebas y prácticas”. Zunino añade que luego de pasar el proceso, que podría tomar semanas, incluso meses, obtenían los permisos habilitantes y recién ahí se les entregaban sus armas, toda documentación notariada y firmada, exactamente como funciona en muchos países que tienen armerías.

Al ser un negocio tan controlado también existían cupos de importación.

El cupo de Comercial Zunino era bastante limitado, recuerda y revela que podían importar 25 pistolas, 25 revólveres y 50 escopetas. “Luego se presentaba la información para convalidar y poder hacer un nuevo pedido, todo llevaba su tiempo”. Sus clientes eran empresas de tipo comerciales, industriales, agrícolas, que equipaban a sus empleados con armas, cumpliendo todo lo que exige la ley, y el personal que utilizaba el arma quedaba registrado.

El negocio aún conserva los libros de registro de municiones y armas en donde consta todo el movimiento comercial. Zunino muestra también documentos que habilitaban al negocio a importar armas, cartas de agradecimiento y de honor como el que el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas le entregó a Santiago Zunino, tercera generación del negocio, en la guerra del Cenepa (1995).

Sobre si la empresa retomará la importación de armas tras el anuncio del 1 de abril pasado, Zunino cree que se han dado pasos importantes para eso, como la rebaja del ICE del 300 % al 30 % a inicios de año, pero lamenta que no haya armas nuevas en el mercado, todo es antiguo.

Para el empresario, es necesario reformar el Acuerdo Ministerial 619 para que se permita al importador “legítimo” cumplir sus funciones, brindando un producto nuevo al mercado, con bajo arancel y regulado por las autoridades competentes.

‘No se puede obligar a que el guardia intervenga en un asalto que se da al frente del banco que custodia’

Según cifras del Servicio Nacional de Aduanas (Senae), existen 172 operadores de comercio exterior que han realizado importaciones de armas desde el 2018 hasta marzo de 2023, esto con el control previo del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. Así desde el 2018 hasta este año se han importado armas por $ 533.859.

El año en que más se importó fue el 2021 con $ 225.730 y en lo que va de este 2023, de enero a marzo, la impirtación llega a $ 45.364.

Respecto a si hubo un incremento de importación de armas este año con relación a los mismos periodos de años anteriores empujados por la baja del ICE del 300 % al 30 %, el Senae indica que “no hay relación en la baja del ICE con la importación de armas, ya que esto depende de que el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas autorice las solicitudes de importación”. Y en adelante “el incremento de las importaciones de armas dependerá de cuantos permisos otorgue el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, considerando que la medida empezó a regir desde el sábado 1 de abril del 2023″. (I)