De un pequeño negocio en la ciudad de Machala manejado por su mamá, Edmundo Véjar fabricó durante más de tres décadas lo que ahora es Ferremundo, una empresa que da trabajo a 400 personas y está en constante expansión e innovación. Con una nueva inversión en una fábrica de gypsum, el empresario también hace un repaso por las tres generaciones de su familia que han dirigido el negocio.

¿Cómo nació el negocio familiar?

Nació como El Ferretero en 1976, mi papá, tenía varios negocios, tenía de exportación de banano, de camarón, era un empresario muy reconocido en la provincia de El Oro; y creó esta pequeña ferretería para darle servicio al resto de empresas.

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¿Cómo se involucró en la empresa?

Mi mamá estaba trabajando parcialmente en la ferretería y cuando regresé a Machala, en 1987, después de mis estudios universitarios, lo primero que hice es tratar de pensar en la venta nacional, no solo local, pero en 1988 se incendió la Bahía, en Machala, y se destruyó nuestro local que no estaba asegurado, fueron grandes pérdidas.

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¿Qué pasó con el negocio?

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Estaba jovencito con todas la ganas de trabajar y con la ayuda de mi padre pude rehacer el negocio y empecé a importar, luego, en 1998 pensamos en movernos a Guayaquil

¿Por qué decidió cambiarse a Guayaquil?

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Por la educación de mis hijos, porque mi esposa era guayaquileña y quería regresar a Guayaquil; y realmente sabíamos que nuestro futuro estaba acá.

¿Y cómo le fue en Guayaquil?

En 1999 vinieron los problemas económicos, vino la dolarización y sufrimos unas pérdidas importantes en cartera, fruto de la dolarización, así que se tomó decisión de cambiar la razón social y llamarnos Ferremundo S. A. que comenzó al frente del Centro de Convenciones, en un edificio que nosotros construimos.

¿Vinieron tiempos mejores?

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El 2014 fue un año económico bueno en crecimiento de ventas y sobre todo sostenible, lo que duró hasta el 2015; hasta que se terminó el dinero (del Gobierno) para invertir. Después decidimos tener una integración vertical, es decir, fabricar productos y empezamos con una maquinita a fabricar planchas de zinc, porque hasta ese momento solo importamos.

Luego montamos la fábrica de perfiles en el 2018 y en noviembre del año pasado inauguramos una fábrica de tuberías metálicas con maquinaria italiana, una de las más modernas del país.

¿Y para el 2023 siguieron expandiéndose?

Sí, ya veníamos en conversaciones para comprar estas instalaciones (en Durán) y se presentó la oportunidad de fabricar gypsum. Todo el mundo me decía que en el Ecuador era muy complicado fabricar gypsum, porque la materia prima es el yeso en piedra y en Ecuador hay algo de yeso, pero contiene mucho sodio y eso no permite que cuando se logre la placa el papel se pegue.

¿Cómo resolvió ese problema?

Fuimos a importar donde importan los grandes fabricantes, en Baja California (México). Al importar la piedra estamos dando trabajo al puerto, a la estiba, a los camiones, porque se importan miles de toneladas, no puede ser menor a 15.000 o 20.000 toneladas.

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¿Por qué se decidió por el gypsum?

Me di cuenta hace varios años que la construcción tiene que evolucionar y pasar de la construcción tradicional, con bloques y cemento que implica mucho trabajo y mano de obra, a como hacen el resto de países del mundo, a la construcción en seco con placas de yeso. Hasta el momento hemos invertido $ 12 millones, pero esto no va a parar.

¿Cuánto proyecta producir en la nueva fábrica?

Entre 120.000 y 150.000 placas de gypsum al mes con lo cual estaríamos ocupando el 33 % del mercado. Además, aparte de las placas estándar, vamos a hacer una placa resistente a la humedad, otra resistente al fuego y una placa para exteriores cuya base no será papel, sino fibra de vidrio.

¿Ya están produciendo?

Estamos haciendo ajustes, empezaremos el 1 de junio.

¿La fabricación del gypsum abrirá otros negocios relacionados?

Vamos a fabricar también los complementos, hemos montado en la fábrica de acero la parte de la perfilería. La idea es que Ferremundo ofrezca (la construcción) una casa a bajo costo con una construcción limpia y rápida.

¿No es más conveniente poner una fábrica en otro país que en un país dolarizado?

De hecho es más barato fabricar en Colombia. Este es un negocio importante en cuanto a consumo de gas, en Colombia el gas natural vale la cuarta parte de lo que vale aquí. Trabajando las 24 horas, 6 días a la semana; calculamos que vamos a gastar $ 145.000 mensuales de gas. Tenemos otro problema, la estabilidad de la red eléctrica.

¿Por qué eligió entonces poner la fábrica en Ecuador?

Algunos empresarios se van a producir a otras partes, pero el tema del flete tiene su costo y hacer un proceso de importación a veces genera desabastecimiento, las fábricas de afuera también venden donde pueden vender a mejor precio y hoy por hoy el mercado americano es muy apetecido.

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¿Ferremundo tiene tres generaciones de Véjar?

Sí, mi papá falleció en el 2006, mi mamá murió el año pasado, mi padre fue uno de los primeros camaroneros del Ecuador, gerenciaba una empresa que se llamaba Banaoro, él la formó; y fue el primer exportador de banano a Japón, antes que Noboa (entre risas). En este momento mi hijo, Jaime Véjar, está dirigiendo el negocio (Ferremundo); y yo estoy dedicado a la parte del desarrollo industrial.

¿Cuáles son los proyectos futuros de Edmundo Véjar?

Consolidar el sistema de construcción en seco. Tenemos varias divisiones de negocios de Ferremundo: ferretería, automotriz, industrial, agroforestal y estamos creando la división de venta a los constructores. Aparte, mi hijo desarrolló una aplicación que permite que las ferreterías puedan comprar, creo que digitalmente es la primera aplicación b2b.

¿Han pensado vender franquicias?

Ha habido planes, se ha conversado, pero hemos priorizado la parte industrial, pero no descartamos en un futuro. (I)