Ambato

José, de 63 años, dice no recordar desde hace cuántos años empezó a consumir licor hasta que esto se le convirtió en un vicio. Lamenta que su familia haga muchos esfuerzos para que se rehabilite, incluso internándolo en centros de tratamiento, pero al salir de esos sitios se encuentra “con los amigos que lo inquietan y recae”.

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El hombre menciona que hay tiendas de abarrotes en las que con facilidad se compra el licor puro y que lo consumen en la vía pública, en un parque o en cualquier parte de Ambato.

David Garcés, responsable distrital de Salud Mental, señala que en atención cotidiana a la ciudadanía muchos de los casos están relacionados con el consumo de alcohol, pero al tratarse de una enfermedad son muy pocos los pacientes que acceden de manera voluntaria al tratamiento con el fin de dejar el vicio.

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El año anterior, indica, fueron 21 personas de 10 a 19 años las que siguieron el tratamiento. En este 2023 son 22. Añade que hay casos que no terminan con el proceso, entre las razones están falta de apoyo familiar, dificultades económicas, gente sin hogar e incluso la facilidad de acceder al alcohol hace que recaigan.

“Si bien la población adulta es la que más acude al servicio, es muy alarmante, crítico, que hay niños de 10 y jóvenes de 19 años que presentan problemas de enfermedad por el consumo de alcohol, es decir, ya no es ocasional, sino que estamos hablando de dependencia, que quiere decir que el cuerpo necesita de la sustancia hasta para poder vivir, dos o tres días a la semana”, argumenta.

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Garcés dice que en el rango de edad de 10 a 15 años el consumo de alcohol es perjudicial para quienes lo hacen, pues acarrea problemas en las familias y en los establecimientos educativos. La población de 15 a 19 años, añade, ya no solo bebe licor sino que consume otras sustancias y por eso la mayoría es derivada a los departamentos de Consejería Estudiantil (DECE).

El funcionario refiere que también hay pacientes que llegan a las consultas de empresas públicas y privadas por alcoholismo y adicción a las drogas. Por esa razón ejecutan actividades de capacitación del personal.

Garcés sostiene que el consumo excesivo no solo genera alcoholismo, sino que trae consigo enfermedades como ansiedad y depresión. También deja secuelas en lo físico, alteraciones mentales y en el organismo.

Provoca cuadros de intoxicación y en los adolescentes frena el proceso de desarrollo de la estructura mental, acarreando dificultades en la concentración, atención, toma de decisiones, planificación e incluso agresividad.

“Mientras más temprano sea el consumo, peor van a ser las consecuencias a mediano y largo plazo”, expresa Garcés.

Familias sumidas en el alcoholismo

El padre Édison Naranjo, de la parroquia eclesiástica Sagrada Familia, que comprende parte de la zona alta de Ambato, con barrios residenciales, populares y considerados zona roja, manifiesta que en algunos de estos sectores hay expendio y consumo no solo de alcohol, sino también de sustancias sujetas a fiscalización.

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Muestra su preocupación porque asegura que hay hogares en donde toda la familia está inmersa en el vicio del alcohol. “Están el papá, la mamá y los hijos atados al consumo del licor, a esa enfermedad”, cuenta el sacerdote.

El religioso estima que son barrios en donde hay familias vulnerables. Hay condiciones de pobreza, inestabilidad familiar.

Dice que el consumo de alcohol en los sectores que abarca la parroquia eclesiástica es crónico, por lo que considera que se necesita de un centro especializado para la rehabilitación empezando por la desintoxicación. Y que como sacerdote trabaja con grupos de apoyo para brindarles el tratamiento y así logra que algunas personas dejen el vicio. “Están limpios por mucho tiempo”, asevera.

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“Es demasiado preocupante el tema del consumo de licor. Es un tema primero de educación y luego de salud pública. Es el descontrol que existe de los padres de familia hacia sus hijos en los hogares”, asevera el intendente general de Policía de Tungurahua, Álex Manzano.

Lamenta que bajo el rótulo de emprendimiento proliferan las licoreras sin los permisos respectivos y cerca de planteles educativos. En los operativos semanales, los jueves, viernes y sábado se decomisan de 25 a 30 botellas de licor artesanal y también que ingresan de contrabando.

El funcionario cuenta que en los operativos se encuentra en los espacios públicos o parques a jóvenes entre 14 y 17 años en total estado de embriaguez. A los menores de edad con la Dinapen (Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes) se los lleva a las unidades de Policía Comunitaria (UPC) más cercanas o al comando de Policía y se hace el contacto con los padres de familia para entregarlos.

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Alto porcentaje

Manzano expresa que durante un fin de semana del 100 % de llamadas que se realizan a través del ECU911, el 70 % corresponde al retiro de libadores de los espacios públicos.

De enero a agosto de este año hubo 2.401 llamadas para el retiro de libadores y 2.565 por escándalos en la vía pública que también están ligados al consumo del alcohol, es decir, casi 5.000 llamados de auxilio por la ingesta de licor.

Si se hace una comparación con el resto de llamadas al ECU911 por daño a la propiedad pública fueron 23 entre enero y agosto; por agresión a personas, 162; por actos inmorales, 5.

A través del programa Educando en Familia para Prevención del Consumo del Alcohol y Drogas se trabaja con los padres de familia en proporcionar información de la problemática, pero cuando se identifica a niños y jóvenes en esa situación se da acompañamiento y seguimiento, sostiene Paulina Salazar, coordinadora de la Zonal 3 de Educación.

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Ella indica que trabajan en proyectos en los que se brinda tratamiento especial en salud física y psicológica a niños y jóvenes a los que se les detecta la problemática de adicción. Se les da, al mismo tiempo, continuidad educativa, refiere.

Salazar asegura que se activan con la Gobernación, Policía Nacional e Intendencia de Policía para hacer recorridos en los exteriores de las unidades educativas, con el fin no solo de sensibilizar a los propietarios de las tiendas aledañas, sino dándoles a conocer las responsabilidades administrativas y jurídicas en las que incurren por la venta de productos e insumos no legalmente permitidos a los estudiantes.

Salazar hizo el llamado a los padres de familia para que hagan seguimiento a sus hijos en cuanto a contenidos televisivos y de redes sociales, para que de forma oportuna, identificar y alertar cualquier nudo crítico que permita la intervención con las entidades del Estado. (I)