Puerto Bolívar, EL ORO

Pilares torcidos y viviendas de una a dos plantas colapsadas sobre el agua. Ese era el panorama que se veía al atravesar por varios pasillos construidos con palos, maderas y cañas hacia el pie del estero que cruza la zona del barrio 4 de Abril, en Puerto Bolívar, provincia de El Oro.

Para caminar entre esos callejones los vecinos se turnaban para retirar enseres que se recuperaban de las viviendas destruidas e incluso se sacaban del agua.

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El domingo anterior, a pocos metros de esos angostos pasillos armados, en una calle de tierra rodeada de otras casas de cemento que quedaron en pie, familiares se acercaban a los féretros de tres de las cinco personas fallecidas en esa zona, como consecuencia del sismo del sábado 18 de marzo.

Las otras dos personas eran despedidas en Machala.

Ese ambiente de tristeza y nostalgia en Puerto Bolívar se mezclaba con las labores de ayuda por tratar de recuperar enseres que cayeron con paredes de las casas. Ese día se calculaba que diez predios resultaron afectados.

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Según los vecinos y allegados, las cinco personas eran integrantes de un mismo grupo familiar.

En general, la provincia de El Oro suma once fallecidos: nueve en Machala, uno en Pasaje y uno en El Guabo, según datos de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos con corte a la mañana del domingo 19.

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Víctor Cheme, quien lleva quince años en el sitio, fue uno de los dos vecinos que resultaron perjudicados con el colapso de su vivienda sobre el agua.

Sin embargo, su caso fue el peor. Este sismo además derivó en la muerte de sus dos hijos (un varón de un año y diez meses y una mujer de 9 años), su abuela, su suegra y una concuñada.

El sábado anterior, él conoció de los daños del temblor cuando retornaba de actividades laborales y observó los enseres: un televisor y además cinco seres queridos sin vida en el agua.

“Cuando nos dieron la noticia que todos estaban fallecidos, vino el dolor demasiado grande, no tengo ni lágrimas para llorar por mis hijos”, dijo el hombre, quien agregó mantenerse “con fuerzas” para sostener emocionalmente a su esposa.

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La esposa de Cheme, visiblemente consternada por la tragedia, había perdido a su padre hace seis meses y ahora se daba otro escenario fatal puesto que se quedó sin su madre, dos hijos y su abuela.

“Si yo me dejo caer todos nos fregamos. Eran mis dos hijos, me duele muchísimo eran los dos que teníamos, ella se ligó y ya no podemos tener más niños”, expresó el hombre.

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En espacio del sector eran velados los restos de tres personas, entre esas dos menores de edad. Foto: Ronald Cedeño

Para este hombre, al igual que otros vecinos, el barrio está de luto y lleno de consternación por el desenlace que tuvo el sismo de 6,6 cuyo epicentro fue Puná, frente a esta parroquia orense, a las 12:12 del sábado 18.

Otro vecino, Manuel Hidalgo, expuso que su vivienda tuvo varias afectaciones, como una pared destruida, además el desplazamiento de pilares, y más destrozos en una cama y televisor.

“Como que Dios me avisó y me fui a tomar café para afuera, en el mercado, cuando estaba tomando comenzó esto (el sismo), cuando volví ya estaba todo destruido”, comentó el morador, que agradeció no haber perdido la vida.

Este vecino, que lleva más de quince años en la zona, refirió que las autoridades asistieron para ver la situación de su vivienda que aparentemente se mantiene inclinada.

“Lamentablemente los que fallecieron las cinco personas, es doloroso para uno, pero hay que seguir adelante”, sostuvo en medio del llanto mientras ingresaba a su vivienda sorteando caminos de cañas y maderas.

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Inés Caicedo, allegada de la familia de los cinco parientes fallecidos, señaló que la pérdida de estas personas resultaba un “golpe” del que será difícil de recuperarse.

“No se lo deseo ni al peor enemigo; no le echamos la culpa a nadie, solo la naturaleza se encargó de destruir a una familia”, expuso sollozando.

René Carrasco, dirigente de los pescadores, lamentó que producto del terremoto hay diez familias afectadas, entre viviendas destruidas y con daños parciales.

“Un dolor que nos incumbe, estamos pidiendo al Estado que nos ayuden, a las diez familiares que las ubiquen, queremos el apoyo del Gobierno y de los partidos políticos, que vengan cuando se los necesita”, manifestó él.

En el sitio, delegaciones de varias entidades se han acercado para constatar daños y canalizar recursos o artículos de primera necesidad a las familias afectadas.

Entre esas estuvo Rosa Prieto, presidenta de la Cámara de Industrias de El Oro, quien indicó que se buscarían maneras de ayudar en dar mejoras a las estructuras y se gestionaba la entrega de distintas ayudas, como palés para la puesta de colchones.

Con varias entidades se planeaba movilizar donaciones para los afectados.

En Puerto Bolívar, en la zona del antiguo muelle de cabotaje también quedaron graves daños en los pilares y el corredor central de la estructura. (I)

Moradores recogían enseres de las casas afectadas. Equipos de prensa incluso colaboraron en esta tarea mientras realizaban cobertura. Foto: Ronald Cedeño