El docente universitario y especialista en monitoreos sobre sismos, Marcelo Moncayo, cree que el sismo que ocurrió el viernes 26 de abril en Esmeraldas se vincula a una reactivación sísmica en esa zona.

Moncayo, quien ha realizado modelos matemáticos para analizar el comportamiento de los sismos, sostuvo en su cuenta de la red social X que en esa zona hay evidencia de sismos mayores a 7 y 8.

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Durante estos días, el especialista ha indicado que el sismo del viernes de Esmeraldas está relacionado con los sismos de 8,9 de 1906 y de 7,8 de 1958.

“El sismo que acaba de ocurrir en Esmeraldas nos enfrenta con la reactivación sísmica de esa zona que produce terremotos de 8 y 9, y nos recuerda que ese desenlace podría estar cerca”, señaló el especialista, quien ha sido profesor universitario.

Moncayo tiene la tesis de que la curva de energía liberada desde el 2000 va en aumento, lo que supone que empezó una reactivación sísmica.

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“Como hecho científico tengo la curva de energía liberada que me muestra que el Ecuador continúa liberando cada vez más energía #sísmica, la #reactivación sísmica que yo declaré en el año 2001 continúa", manifestó Moncayo en su cuenta de la red X.

Para este especialista, este sismo no es un sismo tectónico, sino un sismo de falla geológica que se activó.

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Un historia sísmica

Según Volcano Discovery, sitio web especializado en sismos, desde 1900, la provincia de Esmeraldas ha experimentado al menos nueve terremotos de magnitud 7 o superior, lo que sugiere que eventos de esta magnitud ocurren aproximadamente cada 10 a 15 años.

En promedio, Esmeraldas registra 59 sismos anuales de magnitud 1 o superior. La página sugiere que sismos de magnitud 6, como el registrado el viernes, ocurren como promedio cada 2,8 años.

Julio Yepes, sismólogo experto en terremotos y volcanes, explicó días atrás que el sismo del viernes ha sido originado por el contacto entre la placa de Nazca y la placa Sudamericana, que en esta parte del continente en realidad se llama el bloque norandino.

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Explicó que un sismo muy similar ocurrió en 1989. Este movimiento fue de 6,3, en la misma zona y en la misma área donde ocurrió el del viernes. Se registró a primera hora de la tarde del domingo 25 junio de 1989, a las 15:37. El temblor tuvo una profundidad muy superficial de 15,1 km.

¿Terremoto o sismo?

El Instituto Geofísico (IG) instalará en Esmeraldas una red temporal de sismología de monitoreo de las réplicas luego del movimiento de intensidad de 6,1, el viernes anterior.

Andrea Córdova, responsable de sismología del IG, explicó que estos instrumentos trabajan en conjunto para detectar, registrar y analizar la actividad sísmica en una zona específica.

Estas estaciones, equipadas con sismómetros, registran las vibraciones del suelo causadas por terremotos.

La información recopilada por la red es utilizada para determinar la ubicación, magnitud y características de los terremotos.

Luego del sismo de 6,1 se han registrado cinco réplicas, 4 de magnitudes menores o iguales a 2,8 y 1 de magnitud 3,4, hasta el sábado 26, confirmó Córdova.

Mario Ruiz, director del Instituto Geofísico, explicó días atrás a este Diario que sismo y terremoto son sinónimos. Sismo tiene una raíz griega y terremoto una raíz latina.

“En la práctica usamos sismo para cualquier movimiento del terreno que genera ondas elásticas sin importar las magnitudes ni los daños o efectos. Pero usamos terremoto para los sismos o movimientos del terremoto que causan daños importantes y que podrían ser cuantificados como intensidades mayores a 7 en las escalas de Mercalli Modificada, MSK o EMS, que es la escala que ahora usamos”, dijo.

Acotó que hay una comisión que está en Esmeraldas evaluando los daños para determinar la intensidad, pero al parecer la intensidad llegó a 6.

“Si es así no le llamaríamos terremoto”, mencionó el experto.

Aún habrá que ver los resultados del informe y en las próximas horas se tendrá el dato confirmado de la intensidad sísmica.

El geofísico expresó que desde hace varios años, investigaciones llevadas a cabo por el IG-EPN han evidenciado una significativa deformación tectónica y acumulación de energía en el sector norte de la provincia de Esmeraldas.

Estos hallazgos sugieren una alta probabilidad de que, en el mediano o largo plazo, se produzca en esta región un sismo de gran magnitud con potencial destructivo y capacidad de generar un tsunami. (I)