El 1 de marzo de 2008, veintidós guerrilleros de las FARC acampaban en Angostura, una localidad selvática en la provincia ecuatoriana de Sucumbíos, cuando fueron sorprendidos por un bombardeo ordenado por el gobierno colombiano de Álvaro Uribe.
Fue un ataque orquestado por la Fuerza Aérea Colombiana, conocido como Operación Fénix, que habría tenido la misión de capturar vivo o muerto al alto mando de las FARC, Raúl Reyes, considerado terrorista por Colombia.
Reyes, cuyo verdadero nombre era Luis Édgar Devia Silva, murió en el bombardeo junto a su jefe de seguridad Wilson Macías Peña, apodado Julio García.
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Ahora, 16 años después, el exguerrillero Róbinson Macías Peña lidera la búsqueda del cuerpo de su hermano y el resto de combatientes de las FARC que murieron en la Operación Fénix y nunca fueron devueltos a Colombia.
¿Dónde están los cuerpos de los combatientes?
Desde que firmó el Acuerdo de Paz en Colombia en el 2016, Róbinson Macías Peña se unió a los esfuerzos de encontrar el cuerpo de su hermano y los demás guerrilleros que fueron dados de baja por las autoridades colombianas, así como de civiles que fueron sepultados por las propias FARC.
Las pistas que ha recolectado durante años lo llevan a creer que el cuerpo de Wilson está enterrado en el Cementerio de San Diego, en Quito. Allá habría sido llevado por una congregación religiosa que se encargó de dar sepultura a los muertos en el bombardeo de Angostura.
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Según Róbinson, la esperanza de encontrar el cuerpo de su hermano Wilson se extiende también a su familia: “Mi papá dice que no se quiere morir sin saber que él ya está de vuelta. Toda la familia habla de cómo vamos a enterrarlo cuando vuelva su cuerpo. Tenemos ese duelo pendiente”.
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Un pedido a las autoridades
Róbinson espera identificar a su hermano, exhumar su cuerpo y repatriarlo a su tierra natal. Para esto ha acudido a organizaciones como la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, la Cancillería y el Comité Internacional de la Cruz Roja, sin ninguna respuesta.
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“En la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) aprendí que hay que buscar todos los cuerpos, porque sus familias los están esperando para descansar”, contó Róbinson a El Espectador. “No importa qué pasado tenga la persona, su familia no es responsable de lo que hace un ser querido y hay que ayudar a borrar esas huellas que dejó el conflicto”.
Macías Peña también se habría contactado con el Consulado de Colombia en Quito, el cual ofició a la Fiscalía y Cancillería para atender el requerimiento del colombiano. Esa solicitud tampoco ha obtenido respuesta.
La esposa de Róbinson, Isabela Sanroque, lo acompaña en su búsqueda: “Nosotros pedimos que haya voluntad política, tanto de los gobiernos colombiano como del ecuatoriano, para poder avanzar. Ya se sabe dónde están los cuerpos, pero por ser fuera del país todo resulta más difícil”, expresó al medio colombiano.
Articulados con @ReencuentrosCH y la organización Benposta, más de 120 personas visitaron la galería.
— Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas (@UBPDcolombia) July 2, 2024
De las fotografías presentadas, 10 fueron reconocidas por sus familias. A su vez, ocho familias empezaron un proceso de participación para la búsqueda. pic.twitter.com/f6Ki93krkX
El esfuerzo de las familias por recuperar los cuerpos
Macías Peña no es el único que busca el cuerpo de un ser querido.
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Según El Espectador, al menos 132 exmiembros de las FARC conforman la Corporación Humanitaria Reencuentros, que se dedica a documentar los casos de civiles y guerrilleros desaparecidos.
Con testimonios familiares y revisiones históricas, la organización identificó 49 posibles lugares de localización de cuerpos en cementerios y 90 a campo abierto. Ese material ha ayudado a la Unidad de Búsqueda a hallar 142 cuerpos e identificar 90. (I)
