Es viernes, y aunque el movimiento de personas y vehículos en el aeropuerto internacional de Miami siempre es frenético, esa tarde hay más actividad, a una semana del Día de la Madre. Entre los miles de pasajeros y las toneladas de mercadería que llegan y se van por alguna de las cuatro pistas que tiene este aeropuerto hay una zona que genera mucha expectativa: el área de llegada de los aviones de Latam Cargo.
Su personal anuncia que acaba de aterrizar el vuelo UC1926 desde Ecuador con un valioso cargamento de 50 toneladas que trae cada Boeing 767-300BCF en su interior directamente desde Sudamérica, principalmente de Ecuador y Colombia: flores para el Día de la Madre.
“Normalmente llegan unas 27 frecuencias (vuelos semanales) a Miami, pero desde el 15 de abril hasta el 7 de mayo todo se duplica”, explica Emilia Rivadeneira, gerente de Asuntos Corporativos de Latam Airlines Ecuador.
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Para entender la cantidad de flores que llega a Miami para estas fechas, Rivadeneira agrega que “cada tonelada de carga son alrededor de 23.000 tallos de flores”. Si se multiplica ese número por 50 (la capacidad de cada vuelo), hay 1′150.000 flores por vuelo; y si esa cantidad se la multiplica por los 59 vuelos que hay en una semana, son 67′850.000 flores en una semana. Si ahora esa cifra se la multiplica por 3 semanas, da un resultado de 203′550.000 flores que llegan a Estados Unidos en esta temporada. Y como la carga va casi que un 50 % de Ecuador y un 50 % de Colombia, se puede afirmar que al menos 100 millones de flores ecuatorianas llegarán a Estados Unidos para agasajar a las madres en su día.
“La proyección para este año, versus 2024 que cerramos con casi 12.000 toneladas exportadas desde Ecuador hacia Miami, es un incremento de alrededor de un 6,5 % en general desde Sudamérica”, señala la portavoz de Latam Airlines.
Aquello se nota en el esfuerzo que hacen los ocho operarios aeroportuarios, que con ayuda de los brazos, un sistema de rulemanes y rieles y varios montacargas especializados rápidamente comienzan a vaciar las entrañas del enorme avión que llega “hasta el tope” de las más coloridas, fragantes y hermosas flores que se pueden ofrecer a las madres en su día.
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Poco a poco desfilan entre 30 y 35 pallets con cajas de distintas marcas y colores que traen diferentes flores sembradas en varias zonas de la Sierra ecuatoriana y que fueron procesadas y embaladas con sumo cuidado. Llegan a los Estados Unidos para luego ser enviadas (por tren, camión o avión) a toda la unión americana e incluso a Europa.
De eso se encargan empresas como Jet Fresh Flower, que en su página web se describe como “importadores, distribuidores y productores de flores para su venta en el mundo”.
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Esto porque su propietario, Michael Black, comenta desde las nuevas instalaciones de la empresa, en el área de Doral, a pocos minutos del aeropuerto y del centro de operaciones de Latam Cargo, que con 17 años en el negocio de importar y distribuir flores para todo el mundo —es miembro de un negocio familiar que lleva ya cuatro generaciones— hace poco más de un lustro decidió comprar una finca de 14 hectáreas en Cotopaxi y así cerró todo el ciclo.
“Nosotros ahora sembramos, cosechamos, procesamos, embalamos, transportamos y distribuimos las mejores flores del Ecuador a todo el mundo”, dice este neoyorquino, que entiende muy bien el español y a quien el orgullo se le nota en el rostro al contar todo lo que ha logrado gracias a las flores ecuatorianas.
Sin embargo, al hablar de los nuevos aranceles adicionales del 10 % que tiene el producto para entrar a Estados Unidos, la seriedad aparece y dice que para evitar afectar a los clientes él asumirá ese monto: “Prefiero hacerlo porque así evito la especulación y afectar al cliente. Cuando saben que las flores son ecuatorianas, son de calidad, pagan lo que sea por ellas”.
Su relación con Ecuador es tan fuerte que no solo da empleo a nacionales en Cotopaxi, sino también en Miami, como es el caso del quiteño André Charpentier, extécnico agrónomo que ahora es el encargado del envío de las flores a través de empresas como UPS y Fedex. Con tres años en la empresa, él afirma que “es un orgullo saber que la rosa ecuatoriana se está valorizando y la reconocen en todo el mundo”.
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El plan de crecimiento de Black está planteado para los próximos 20 años: “Pronto compraremos unas 35 hectáreas más para Jet Fresh Flower y seguiremos dando empleo a mucha gente”.
“Muchos creen que hacer esto es fácil, pero las leyes en Ecuador me dificultan todo: debo sacar visa cada dos años, debo pasar controles del FBI, no puedo firmar un solo cheque sin hacer varios otros papeles adicionales, pero debo ir muy seguido a Latacunga y eso me encanta”, agrega.
Otras dificultades como la inclemencia del clima, la competencia o hasta los altibajos de la economía no lo han desanimado y aspira a seguir llevando flores ecuatorianas al mundo. (I)