A las cuatro de la madrugada de este lunes, cuando el padre Fabricio Alaña se enteró de la muerte del papa Francisco, rezó un avemaría y buscó en su habitación una foto que les tomaron cuando el pontífice visitó Ecuador.
Luego, salió al patio, se preparó una yerba mate y empezó a recordar su paso por Argentina, la tierra del papa, y escribió unas palabras que luego colgaría en sus redes sociales.
El texto no es tan largo, sin embargo, resalta una frase en particular, una del teólogo cristiano San Agustín: Tarde te conocí, pero valió la pena.
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El padre Fabricio Alaña recibió al papa Francisco en el 2015, cuando realizó una visita oficial a Ecuador. De allí guarda una foto enmarcada donde está el papa con una sonrisa congelada y la mirada fija, vestido totalmente de blanco. A los lados hay otros dos sacerdotes y el padre Alaña vestido totalmente de negro.
“Ese día, lo recuerdo, había terminado de dar una misa multitudinaria en Guayaquil y él estaba un poco cansado”, expresa.
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Francisco Alaña recuerda al detalle aquella visita. Dice que ese año, al principio, solo estaba previsto que el papa llegara a Quito, pero luego él mismo pidió ir a Guayaquil a visitar a su amigo, el padre Francisco Cortez, con quien compartieron tiempo juntos cuando Jorge Bergoglio era arzobispo de Argentina.
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En esa ocasión, el papa tuvo una agenda muy agitada. Asistió a una confraternidad con los jesuitas, recibió obsequios, pero uno de los detalles que más recuerda el padre Alaña es que el papa probó comida manabita.
“Yo llevé a un amigo de Portoviejo, que le cocinó un robalo a la plancha, le dimos cebiche, él pidió guineo, quería probar el guineo ecuatoriano y al final compartimos un mate. Fue maravilloso”, añade.
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Los recuerdos van y vienen y ahora se ubican en la Argentina de 1989, cuando Fabricio Alaña era un joven estudiante de la comunidad jesuita y viajó a ese país donde Jorge Bergoglio, quien después se convertiría en papa, fue quien le dio clases durante un año.
“Cuando lo conocí, yo era muy joven y era un poco contestatario, y me doy cuenta de que no lo aproveché. Ahora me dedico a dar clases de Jesucristo y enseñó el cristianismo según el papa Francisco. Él tiene cuatro grandes documentos que han marcado la iglesia. Uno de esos es la alegría del evangelio. Ante un mundo tan desanimado, el papa promovía la alegría”, indica.
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Es que Francisco siempre fue un papa diferente, recuerda Alaña. Él tenía claro algo: no olvidarse de los pobres, porque la pobreza le formó su corazón sacerdotal, comenta.
“Me puse muy triste, la verdad, al saber de su muerte”, agrega Fabricio Alaña. Por eso que este lunes posteó en sus redes sociales: “Hasta pronto, Papa Francisco. Doy gracias por conocerlo en las últimas etapas de su vida. Cuando lo conocí en Argentina, no lo aproveché ni valoré; así somos los jóvenes de entonces. Hoy puedo parafrasear a San Agustín: “Tarde te conocí, pero valió la pena”, y esos hombres, Alonso y Paco, son testigos de un amor a la Iglesia y al mundo, la humanidad como nos formó San Ignacio y nuestros formadores. Descanse en paz Jorge Mario Bergoglio. Dios te reciba con ternura y misericordia como predicaste al mundo”.
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Y eso lo escribió luego de abrir el chat de jesuitas que tiene en su celular y ver que un amigo informó que el papa había muerto. Fue entonces cuando tomó la foto que tienen juntos, se preparó un mate y empezó a recordar aquella vez en Argentina, cuando lo conoció por primera vez. (I)