Ipiales

Durante este jueves 17, los mandos regionales de las Fuerzas Armadas de Ecuador y Colombia mantuvieron una nueva reunión en el fuerte militar Cabal, de Ipiales, para realizar una valoración de las operaciones tipo espejo de las fases 1 y 2 de coordinación que llevan adelante ambos países.

Estas acciones coordinadas han permitido enfrentar a estructuras delincuenciales organizadas que operan en la frontera colombo-ecuatoriana, que se constituyen en una amenaza transnacional, a través del narcotráfico, terrorismo y otros delitos conexos.

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No obstante, las autoridades castrenses reconocieron que ecuatorianos tendrían vinculaciones con ciertas organizaciones que generan conflictividad en la frontera, a través de escenarios en los que muchos connacionales están unidos al narcotráfico que provoca violencia y muchos delitos.

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Erick Rodríguez, comandante del Comando del Suroccidente de Colombia, se mostró optimista con los resultados alcanzados con base en la coordinación que desarrollan las dos naciones en la frontera. El militar aseguró que se ha fortalecido la confianza y logrado un conocimiento mutuo a través de la interoperatividad.

La delegación colombiana señaló que esta coordinación bipartita ha permitido avanzar en trabajos de información que posibilitan caracterizar de manera efectiva a los grupos criminales que operan en la zona fronteriza y vigorizar las comunicaciones espejo en los objetivos comunes propuestos.

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Agustín Proaño, jefe operacional del Comando Conjunto de las FF. AA. de Ecuador, manifestó que pasaron revisión a las acciones desarrolladas de forma coordinada con sus pares colombianos desde hace ocho meses.

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El representante ecuatoriano calificó como positivos los resultados en ambos territorios y anunció que se han comprometido a continuar con una tercera fase en el marco de la planificación del 2023.

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Proaño dijo que esta iniciativa de colaboración será de forma indefinida, ratificando las buenas relaciones que mantienen las dos naciones.

La fase tres contempla la intensificación de operativos en áreas identificadas, donde la incidencia relacionada y vinculada con actividades ilícitas y que tienen correlación con el narcotráfico tiene fuerza y afecta a las poblaciones de frontera.

Para Rodríguez, las condiciones de la geografía en la frontera, específicamente en la cordillera y área selvática, plantean retos que aspiran a superarlos, algunos vencidos con la presencia ecuatoriana en varios puntos fronterizos, logrando los ejércitos una seguridad combinada.

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Los planes espejo coinciden en que son la mayor expresión de las actividades en la parte operacional, prolongando un esfuerzo operativo más allá de la frontera en cooperación con las fuerzas militares de los dos países, cada uno dentro de su jurisdicción y límite fronterizo, pero actuando de forma coordinada y contundente.

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La idea -dijo Rodríguez- es que los armados y grupos criminales no encuentren santuarios al cruzar la frontera. Según inteligencia militar colombiana, en esta parte fronteriza del territorio colombiano hay presencia del estado mayor central de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), operan la organización de Iván Mordisco de las FARC y las estructuras del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Estas se asocian con estructuras armadas de la región en ambos lados de los dos territorios para fortalecer su economía ilícita proveniente del narcotráfico y a través de estos grupos delictivos controlar a la población civil.

La frontera al ser compleja es totalmente permeable por las características geográficas, convirtiéndose en un nicho permanente para las actividades vinculadas al narcotráfico, sin embargo la presencia de los ejércitos estaría mejorando la condiciones de seguridad, como coinciden los mandos militares binacionales.

En noviembre de este año se anunció una nueva reunión para evaluar el Plan Binacional de Fronteras, propuesta militar que busca reducir al máximo las afectaciones que generan amenazas comunes. Estas dos primeras fases han permitido el decomiso de una gran cantidad de sustancias sujetas a fiscalización y precursores químicos, destrucción de laboratorios de procesamiento de estupefacientes, inmovilización de armas, explosivos, municiones y pertrechos militares. (I)