Fátima vestía una chompa y un calentador cuando arribó a Ecuador este jueves, 29 de agosto. La mujer de 29 años es madre de dos menores y llegó al país tras permanecer tres semanas detenida en un centro de migrantes ubicado en Texas, donde le negaron el pedido de asilo.

Ella cuenta que salió del país el 29 de junio y tomó un vuelo hasta El Salvador, donde se encontró con su prima, quien cruzó el Darién con sus tres niños.

Atravesaron México en bus juntas. Al entregarse en Migración de Estados Unidos, la prima de Fátima consiguió el asilo, pero cuenta que ella no lo logró.

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“Es muy peligroso y triste. Se sufre mucho, hay escasez de comida y tienes que ir con los niños hasta subidos en el techo de un tren. La gente de Migración te trata mal, te miran como si tuvieras un enfermedad contagiosa”, dice la migrante.

Al consultarle por qué decidió irse de Ecuador, menciona con la voz entrecortada que fue secuestrada y violada mientras trabajaba en su provincia y que el hombre que la agredió sexualmente luego la amenazó para que no lo denunciara.

Ella poco después descubrió que el sujeto era parte de una peligrosa banda delictiva y decidió huir. Sus hijos quedaron a cargo de su madre, porque es separada del padre de los menores, agrega.

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Mónica salió de Ecuador en junio y permaneció casi dos semanas detenida en la frontera de Estados Unidos. Fue deportada este jueves, 29 de agosto, y regresó en un vuelo chárter. Foto: Carlos Barros / EL UNIVERSO. Foto: El Universo

Fátima sostiene que por su seguridad no piensa volver a su cantón de origen, donde era agente de ventas de un servicio de internet.

“Si yo pongo la denuncia con el nombre de la persona, yo estoy muerta. No puedo denunciarlo”, dice la migrante, quien asegura que migró porque quería volver a empezar y poder reunirse con sus hijos.

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Este jueves, ella contacta desde el aeropuerto a sus familiares para encontrar un lugar a dónde ir. Dice temer volver a ver al hombre que la violó.

Comparte, además, que en el viaje ha conocido a muchas mujeres que han sido secuestradas, maltratadas y hasta violadas por las mafias mexicanas. Cuenta también que gastó unos $ 7.000 para llegar a Estados Unidos.

Otro testimonio que asusta a cualquiera es el de Mónica. La mujer es lojana, también tiene 29 años y es madre de dos menores. Menciona que fue secuestrada en México, junto con un grupo de migrantes, y que durante diez días estuvo retenida.

Dice que, milagrosamente, la soltaron a pesar de que su familia no pagó, ya que no tenía recursos.

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La mujer señala que allá vio a muchas migrantes que se han quedado atrapadas en el país azteca y que se estarían prostituyendo para las mafias.

“A mí no me hicieron nada”, aclara ella mientras pregunta dónde está la terminal terrestre, explica que tiene solo $ 19 para comprar un pasaje y dirigirse a Quito, donde está su familia.

Mónica explica que salió de Ecuador también en junio y que gastó cerca de $ 7.000 dólares porque no contrató a un coyote, sino que, como muchos migrantes, viajó hasta El Salvador y de ahí tomó buses hasta llegar a la frontera de Estados Unidos. Ella se entregó en el sector de Piedras Negras a Migración y estuvo diez días detenida en Estados Unidos.

Fátima y Mónica son parte de los cerca de 100 ecuatorianos que llegaron este jueves, 29 de agosto, al aeropuerto de Guayaquil, deportados tras permanecer hasta cuatro meses detenidos en la frontera entre México y Estados Unidos.

Para este jueves también está planeaba que llegara el primer vuelo de migrantes ecuatorianos deportados por Panamá tras cruzar el Darién. El vuelo llegaría al final de la tarde. (I)