Ramos, crucifijos gigantes, estampillas, velas encendidas y pañuelos blancos eran alzados hacia lo alto por parte de decenas de fieles para tratar de recibir la bendición de la imagen del Cristo del Consuelo a su salida del interior del templo, ubicado en Lizardo García y la A.

Alrededor de las 07:17, luego de la entonación del himno nacional, se dio la partida de la carroza que trasladaba al Cristo del Consuelo en medio de un ambiente de oración y cánticos. A esa hora, a diferencia de días anteriores, de intenso calor, el clima tuvo clemencia al mostrarse con presencia de nubes y una leve brisa.

A la salida del templo, un cordón de alrededor de cien policías se encargó de retirar la imagen del Cristo del Consuelo y dentro de este círculo se ubicaron religiosos, encabezados por monseñor Luis Cabrera, arzobispo de Guayaquil, quien estuvo custodiado por policías y militares.

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Entre la multitud, empujando la silla de ruedas de su hijo que padece parálisis cerebral, René Melgar estuvo acompañando a la romería como lo viene haciendo desde su niñez, cuando acompañaba a sus padres desde su vivienda en la B y Lizardo García.

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En la procesión del Cristo del Consuelo, algunas personas llevaron imágenes religiosas. Foto: Ronald Cedeño

Él indicó que buscaba agradecer por mantenerse al lado de su hijo y además para clamar por seguridad en el país. “Si la delincuencia se termina, uno puede buscar más trabajo. Ahora uno tiene miedo de salir a trabajar en la noche”, dijo el hombre, que se dedica al servicio de taxi.

Además, él contó que clamaba por mejoras de seguridad para poder desempeñarse mejor en sus labores de transporte y además agradeció por mantenerse junto con sus seres queridos, principalmente su hijo, quien lo acompaña desde hace 24 años en esta romería.

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“Siempre recibo milagros. El milagro de tener a mi niño al lado mío es lo mejor que me ha dado Dios, y yo poder seguir adelante”, dijo el hombre.

Junto a él, Rocío Carrión, su esposa, apuntó que espera una buena salud de su primer nieto que viene en camino, con la gestación de su nuera que lleva 36 semanas de embarazo.

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“Estaba corriendo un poco de peligro (la nuera), y con la bendición de Él le dieron el alta y continúa el embarazo”, dijo ella.

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Fieles participaron con devoción en la procesión del Cristo del Consuelo. Foto: Ronald Cedeño

Con el avance de la imagen por la calle A, en varias esquinas los fieles aplaudieron el paso de la imagen y lanzaron pétalos de rosas para agradecer por los favores recibidos y suplicar por los problemas que adolecen a nivel personal y comunitario.

Entre las hileras de fieles católicos estuvo Xavier Rocafuerte, quien llevaba una imagen de Cristo crucificado y además llevaba de la mano a su hijo William (10). Este hombre también pidió por el cese de los índices de inseguridad en la ciudad, sobre todo de las muertes violentas, las extorsiones y los actos delictivos.

Al no haber paradas en las estaciones del viacrucis, el paso se mantenía continuo, mientras que los policías que formaban parte del cordón de protección de la imagen del Cristo empujaban incesantemente a los fieles como si se tratara de llevarlos lo antes posible al encuentro con el monumento.

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Luego de una hora de trayecto, la imagen pasó por el puente de la A en medio de la ovación de fieles que esperaban en el costado del barrio Cisne 2. “¡Viva el Cristo del Consuelo!”, “¡Vivan los militares!”, clamaron algunos de los presentes.

Al llegar a la zona del viaducto, un grupo de veinte militares estaba custodiando el ingreso al sitio y además otro grupo de policías se desplegó en el carril central a fin de intensificar las seguridad al ser uno de los puntos críticos.

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El clima acompañó a la procesión del Cristo del Consuelo. Foto: Ronald Cedeño

Rocafuerte aprovechó para tomarle una foto a su hijo con uno de los militares presentes. “Uno les inculca para que vayan por el camino del bien; siempre se los encamina para que vayan por el camino recto. Les enseño que tenemos una seguridad por el bien del pueblo”, dijo el padre de familia sobre el pedido de imagen al uniformado.

Entre los asistentes hubo ciudadanos que se unieron en parte del trayecto, en el barrio del Cisne 2. Colón Lindao fue uno de ellos. Esta vez, en su romería 14, él llevó una imagen de Cristo crucificado para dirigirse hasta el monumento de la advocación en compañía de su esposa, Haydee Malavé, y su hijo Luigi.

“Que nos mantenga con buena salud”, auguró el hombre, residente en la 14 y la D.

En el barrio el Cisne 2, el recorrido siguió por calles interiores hasta llegar al monumento luego de una hora más. En los pasadizos de este barrio, los moradores aprovecharon para vender toda clase de artículos, como comida, bancos y sombreros.

Sobre las 09:00, los alrededores del monumento al Cristo del Consuelo estuvieron copados de feligreses. Al llegar al sitio, los fieles contemplaban la imagen y se mantenían recogidos en oración a la espera del arribo de la imagen. Cinco minutos después, a través de un pasillo central se dio el ingreso de la imagen mientras desde los costados los fieles lanzaban pétalos amarillos, rojos y blancos.

Esta vez, en medio del intenso operativo de seguridad, el recorrido tuvo una duración de casi dos horas.

Una vez en el monumento, en una tarima, el arzobispo de Guayaquil, Luis Cabrera, invitó a la feligresía a levantar gorras, pañuelos y camisetas blancas para exponer un mensaje de paz y seguridad para todos.

Cabrera auguró que el Cristo del Consuelo vuelva a infundir el aliento, consuelo y ánimo para seguir viendo y trabajando por ser hombres y mujeres de reconciliación y paz.

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Un hombre llevó una imagen de Jesús a la procesión del Cristo del Consuelo. Foto: Ronald Cedeño

“El miedo no tiene cabida entre nosotros. La fe en Jesús es mucho más grande que todos nuestros miedos. Por eso estamos aquí, unidos en el Señor, unidos en un solo corazón, para decir que la paz sí es posible”, dijo.

Además, hizo una oración y luego realizó una bendición a la población circundante a fin de que todos los presentes, incluyendo instituciones públicas y privadas a nivel nacional, se unan en un solo deseo de trabajo en reconciliación y paz.

“Que seamos hombres y mujeres de paz, capaces de seguir amando y creyendo, llevando esperanza en estos momentos felices que estamos enfrentados los ecuatorianos. Es momento de deponer las armas de las manos y las del corazón de la mente, de los prejuicios, de todo aquello que nos separa”, agregó el monseñor.

Durante las casi dos horas de recorrido, el ambiente se mantuvo en similares condiciones, con alta nubosidad. Aunque inicialmente se anunció que los fieles podrían acercarse a la imagen al pie de la tarima, luego se indicó que por temas de seguridad no se realizaría y que solo los fieles podrían realizarlo en el santuario del Divino Niño horas después. (I)