Los trabajos de inteligencia militar en la comunidad de Tarabita, en la parroquia Tobar Donoso, zona noroccidental de Carchi, permitieron detectar un cristalizadero de droga que era operado por grupos irregulares colombianos.

El hallazgo se produjo ayer, sábado 28 de enero, durante un patrullaje de reconocimiento y vigilancia que efectuaban militares en la frontera ecuatoriano-colombiano, frente al departamento (provincia) de Nariño, en el sur de Colombia.

Cocaína en concreto: una nueva forma para destruir la droga en Ecuador

Con apoyo de agentes de la Fuerza de Tarea Conjunta de Esmeraldas se localizó este laboratorio, que estaba bajo la custodia de la Columna Móvil Urías Rondón, de Colombia, que opera al margen de la ley en este sector de la frontera común, a la que se ingresa por vía fluvial o caminando por más de dos días.

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Según la información a la que tuvo acceso este Diario, esta infraestructura ilegal (cristalizadero) tenía la capacidad para producir al menos media tonelada de sustancias sujetas a fiscalización. Se presume que trabajaban allí alrededor de 50 personas.

Los cristalizaderos son rústicos complejos cocaleros que albergan en las entrañas de la selva este tipo de viviendas improvisadas construidas con materiales de la zona para procesar cocaína.

Los uniformados ecuatorianos indicaron que por los enfrentamientos entre FOS, grupo aliado al cartel de Sinaloa, y este grupo alzado en armas, que se disputan el control, no hubo captura de personas en el sitio.

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Tarabita es parte de los territorios ancestrales de la nacionalidad binacional awá, localizada en el límite de Carchi y Esmeraldas.

En el operativo se decomisaron municiones, alimentadoras, equipos de comunicación, hornos microondas, entre otros. Foto: Cortesía.

Está ubicada en un lugar apartado que no cuenta con carreteras, energía eléctrica, ni comunicaciones, donde las contadas familias viven en sitios dispersos en medio de la espesa selva.

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Para llegar hasta allí hay que realizar largas y extenuantes caminatas desde Chical y San Marcos, por senderos y trochas peligrosos.

Trascendió que los cambuches, equipos que utilizaban, tanques de almacenamiento, utensilios, entre otros, fueron destruidos e incinerados.

La base estaba cerca del río internacional San Juan, que divide a los dos países.

Desde Tarabita y otras poblaciones carchenses se puede avistar, al frente, a orillas del lado colombiano, cultivos de coca que están bajo la vigilancia de las FARC y grupos disidentes.

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Militares colombianos explicaron que pobladores, nativos de la región y desplazados de las provincias de Putumayo y Caquetá sostienen a sus familias con la cosecha de dos o tres hectáreas de coca.

Se trata del tercer laboratorio descubierto, demolido y quemado en ese sector por el Ejército ecuatoriano, el primero en este año. (I)